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Reportaje:Alemania 2006 | Italia-Francia y Alemania-Portugal

Alemania abraza a Schweinsteiger

El volante, con dos goles directos y un 'tercero' en colaboración con Petit, hace feliz a la hinchada germana ante Portugal

Ramon Besa

Alemania se siente feliz y dichosa en su Copa del Mundo. El tercer puesto alcanzado ayer, en Stuttgart, ratifica su pujanza y optimismo después de una etapa de depresión. No está todavía a punto para ganar el trofeo y admite que Italia fue mejor en la semifinal de Dortmund. Mientras tanto, aceptó de muy buen grado una victoria en la llamada final de consolación ante Portugal después de una jornada en la que la afición insistió en la continuidad de Jürgen Klisnmann al frente, despidió con grandeza a Kahn y mantuvo su confianza en que Klose gane hoy el trofeo de máximo goleador del campeonato porque saca dos goles de ventaja al francés Henry.

El juego instantáneo de Schweinsteiger ratificó la fiebre que hay de nuevo en Alemania por el fútbol de su rejuvenecida selección. El volante marcó dos goles y medio porque entre el primero y el tercero hubo un segundo que se metió Petit en propia puerta a la salida de una falta botada por el jugador del Bayern de Múnich. Los alemanes se encontraron con el triunfo en un santiamén después de un estéril monólogo de casi una hora de Portugal, el invitado perfecto a la fiesta del anfitrión. Estériles ante la portería contraria, los portugueses se fueron del encuentro en un abrir y cerrar de ojos, nada más recibir el impacto del primer gol.

RESULTADO

ALEMANIA 3 - PORTUGAL 1

Alegres y vitalistas, los alemanes se encontraron con el triunfo en un santiamén
A los lusos les perdió su falta de pegada después de practicar un buen juego de elaboración
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Conservadores al poder

Figo vivió el partido como suplente y sobre la cancha. No salió de titular en el que se suponía su último encuentro con la selección supuestamente por problemas físicos y, cuando Alemania ya había resuelto la contienda y se sentía tercera por tercera vez en su historia, Scolari sacó al capitán a la cancha durante un cuarto de hora. Figo cumplió como es su costumbre y resultó decisivo en el tanto del honor de su equipo, marcado por Nuno Gomes, después de un centro del hoy futbolista del Inter.

A Portugal le perdió su falta de pegada después de practicar un buen juego de elaboración. A su vez, Alemania fue desde la salida un equipo alegre. Recuperó su carácter vitalista, tuvo más llegada y remate y, en contrapartida, pareció demasiada ligera, falta de volumen y consistencia. Le vinieron bien, en cualquier caso, los cambios que dispuso Klinsmann para que recuperara la chispa perdida en sus partidos ante Argentina e Italia. El problema es que el dinámico Frings no mezclaba bien con el estático Kehl y los dos delanteros, Pobolski y Klose, quedaron desconectados del partido mientras el lesionado Ballack, vestido de calle, bostezaba a menudo en el banquillo.

Aunque actuaban siempre con vitalismo y determinación, a los alemanes les costó encontar el punto al partido: o se aceleraban demasiado o llegaban tarde a la pelota. Portugal fue ganando el balón y el campo con el paso del tiempo. El equipo de Scolari se estiró a partir de Deco, que ejercía de limpiaparabrisas para Simão y Cristiano Ronaldo, dos extremos que aceleraban con criterio y profundidad por las bandas. A Portugal, como ya es norma, le faltó entonces malicia y puntería. Simão no acertó a cabecear un saque de esquina en una situación muy ventajosa y Pauleta falló un mano a mano con Kahn, especialmente atento.

Las largas posesiones de Portugal eran contrarrestadas por los contragolpes de Alemania, un equipo más sincopado, capaz de intimidar con su juego rápido y directo. Los dos porteros eran igualmente exigidos. Los portugueses funcionaban mejor como equipo y, a cambio, los alemanes parecían tener más remate. Así estaban las cosas, con la hinchada muy contrariada con Cristiano Ronaldo por su insistencia en reclamar falta cada vez que perdía la pelota, cuando apareció Schweinsteiger por el flanco izquierdo, recortó y rebanó a Paulo Ferreira y, mucho antes de alcanzar el vértice del área grande, lanzó un zapatazo centrado que Ricardo se comió de mala manera.

El gol sentenció el partido de manera espectacular. La noche se convirtió entonces en un monólogo de Schweinsteiger: botó la falta del 2-0 que Petit se metió en propia puerta y cerró la cuenta con un tercer tanto más hermoso que el primero, también de disparo lejano, para suerte de la hinchada alemana, que no paró de cantar y vibrar después de subirse al podio. Alemania es la tercera del mundo y canta como si fuera la campeona.

Schweinsteiger, despojado de su camiseta, es felicitado por Podolski, Hitzlsperger, Hanke y Ballack.
Schweinsteiger, despojado de su camiseta, es felicitado por Podolski, Hitzlsperger, Hanke y Ballack.EFE

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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