RoboCup 2050, el año de la derrota
Barcelona
Stanley Kubrick y Arthur Clark anunciaron en 1968 que los hombres se divertirían jugando con máquinas y que éstas derrotarían al hombre. La película se titulaba 2001: Odisea en el espacio.
Cuatro años antes de 2001, el campeón mundial de ajedrez Gari Kaspárov fue vencido por Deep Blue, la supercomputadora construida por IBM (www.research.ibm.com).
La computadora aún no ha entrado en el campo de fútbol, pero se prepara para ello. La combinación de movimientos mentales y físicos, de astucia individual y colectivo hacen más complicado el triunfo del robot sobre el futbolista, pero llegará.
Mientras seguíamos con el eterno debate de peloteros o pelotazos, fútbol-fantasía (Brasil) o fútbol-máquina (Alemania), en Bremen se ha celebrado la RoboCup (www.robocup2006.org), décimo campeonato mundial de fútbol para robots. Han participado 98 equipos de una veintena de países; la mayoría alemanes, japoneses, portugueses, iraníes y chinos; por parte hispana, sólo México y Guatemala.
CIBER 006
Los robots son entrenados por departamentos científicos de universidades o empresas punteras de investigación. El reglamento es muy estricto y está basado en el de la FIFA, aunque se adapta a las especiales características de los robots. La regla suprema estriba en prohibir cualquier intervención humana en el juego.
Hay distintas categorías de competición, dependiendo del tamaño o la forma de los robots. En la Liga Pequeña, que compiten equipos con cinco robots, Estados Unidos se impuso a Portugal y Tailandia; la Liga Media fue para los alemanes del Brainstormers Tribots. Uno de los favoritos, el Philips (www.apptech.philips.com) que alineó a Anton, Gerard, Frits, Frans, Henk y Nico (nombres de ex presidentes de la empresa) se quedó sin nada.
Por segunda vez se jugó la Liga humanoide, la más aparatosa por el tamaño de los robots y la dificultad de andar sobre dos patas. El reglamento prohíbe cualquier tipo de asistencia si un robot se cae al chutar. Se impuso el favorito, el Team Osaka japonés.
Aunque torpes y fríos, es sorprendente que no se choquen los robots, que se entiendan entre ellos y que sepan quién lleva el balón. El objetivo científico es que el campeón de la RoboCup juegue contra el campeón de los humanos en el año 2050.
Dado nuestro retraso en I+D, a España -ahora que juega más bonito que nunca aunque nos eliminen como siempre- sólo le quedan 10 oportunidades para ganar un Mundial de humanos. A partir de 2050 nos imaginamos ganando al ritmo robotil de a-por-e-llos-a-por-e-llos-a-por-e-llos-a-por-e-llos-a.
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