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Motociclismo | Gran Premio de Gran Bretaña
Columna
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Estilo Doohan

A juzgar por lo que nos ha deparado el Gran Premio de Gran Bretaña, es decir, teniendo en cuenta los resultados en las tres categorías, cabría pensar en la posibilidad de denominar cierto tipo de victorias como a la española. Fueron tres carrerones casi fotocopiados en su planteamiento, nudo y desenlace, en los que un hombre protagonizaba la escapada prácticamente desde el inicio e iba poniendo tierra de por medio respecto al resto sin que ninguno de sus rivales fuese capaz de seguirle el ritmo y darle alcance. Pero esto -en el fútbol se conoce como goleada o, también, panadera- ya estaba inventado en el mundo de las dos ruedas: es el llamado estilo Doohan, que popularizó un deportista australiano en el último decenio del siglo XX.

Que un piloto se muestre tan claramente superior a los demás no cabe atribuirlo ni al tamaño o potencia de sus atributos sexuales, ni a la gloriosa estirpe de su patria grande o chica, ni a ninguna conjunción astral o mística. Básicamente, se debe a que se encuentra en plena forma física y anímica, su moto tiene una puesta a punto óptima y su equipo trabaja bien coordinado. Y, sobre todo, porque en la suma de estos tres apartados lo hace mejor que sus competidores. Resulta innegable que, por lo menos de cara al público, esta temporada parece que los españoles lo están haciendo muy bien, mejor que nunca; de hecho, se cuentan entre los favoritos para el título en todas la categorías y lograr un triplete como el de ayer -no sucedía desde 2003-, con las tres poles incluidas, contribuye a acentuar esta impresión. Pero esto no es del todo cierto. Aunque ahora les luzcan los resultados, nuestros representantes en los Mundiales de motociclismo llevan mucho tiempo trabajándoselo calladamente, esforzándose para poder estar en primera línea y haciendo las cosas como deben hacerse, a veces con mayor fortuna que otras, sin que poco o nada de ello trascienda más allá de los círculos bien informados.

Aunque algunos ya se embriagan con el sonido de las cornetas triunfales, el campeonato apenas viene de rebasar su ecuador, y el panorama sigue abierto: lo que suceda en la última fase de la ronda europea -con el Gran Premio de Estados Unidos intercalado-, que terminará a finales de agosto, va a ser determinante.

El pronóstico parece más fácil en la clase pequeña, convertida en la Copa Aspar, según definición de los comentaristas habituales. Asistiremos a una lucha cerrada entre los pupilos del valenciano, encabezados por su líder in pectore Álvaro Bautista, con permiso de Mika Kallio y la KTM. El cuarto de litro también es territorio Aprilia y dominio español. Jorge Lorenzo va lanzado a sólo un punto del líder, Dovizioso, y con Alex de Angelis detrás. Su creciente regularidad en el podio tal vez le permita destacarse cada vez más e ir en pos del primer título en su palmarés. Y donde no caben apuestas es en el avispero de MotoGP ¿Se le puede exigir a Pedrosa lo máximo en su primer año en la categoría? Rossi sigue siendo mucho Rossi a pesar de su lesión. No vale lanzar las campanas al vuelo. Las espadas siguen en alto.

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