_
_
_
_
Entrevista:LUIS ALFONSO DE ALBA | PRESIDENTE DEL CONSEJO DE DERECHOS HUMANOS DE LA ONU | ENTREVISTA

"EE UU está muy atrasado en derechos humanos"

El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, disolvió en marzo pasado en Ginebra la Comisión de Derechos Humanos tras 60 años de una existencia tormentosa. Esa comisión, lastrada por el enfrentamiento y la acusación permanente entre sus miembros, veía así el fin de sus días hundida por su propia ineficacia. En 2002, a iniciativa de Suiza, comenzaban las negociaciones que iban a desembocar en la creación de un instrumento nuevo y, supuestamente, más poderoso: el Consejo de Derechos Humanos. Inaugurado el pasado día 19 en Ginebra, el consejo tiene como presidente al mexicano Luis Alfonso de Alba, de 49 años. Albatiene por delante una tarea compleja: conseguir que este nuevo organismo sea operativo, eficaz y recupere la credibilidad perdida por la antigua comisión.

"Hay que dar un tratamiento más equilibrado a los derechos humanos. No se trata de que unos juzguen a otros, o de un juego de "países buenos" contra "países malos"
"No tenemos facultades de intervención militar o policial, pero vamos a construir la autoridad política suficiente para poder hacerlo, e incluso para suspender a países"
"Nuestro objetivo a medio plazo es dotarle de un rango similar al de la Asamblea General. Este Consejo está destinado a convertirse en el sexto órgano principal de Naciones Unidas"

Pregunta. ¿Por qué este consejo va a ser capaz de conseguir lo que no consiguió la antigua Comisión de Derechos Humanos?

Respuesta. Hemos llegado al convencimiento colectivo de hacer las cosas de manera diferente, con más jerarquía y más autoridad. Si no reconocemos que los Derechos Humanos han alcanzado una mayor jerarquía y peso será difícil construir un órgano novedoso. Nuestro objetivo a medio plazo es dotarle de un rango similar al de la Asamblea General. Este consejo está destinado a convertirse en el sexto órgano principal de la ONU.

P. ¿En qué cambiarán los métodos de trabajo?

R. El consejo se reunirá, al menos, tres veces por año hasta totalizar un mínimo de diez semanas de trabajo, lo que ya supera ampliamente a la antigua comisión. También hay que dar un tratamiento más equilibrado a los Derechos Humanos, de una manera justa y universal, en todos los países. No se trata de que unos juzguen a otros, o un juego de países buenos contra países malos. Debemos reemplazar la confrontación permanente por el diálogo, y eso conlleva la aceptación de que no hay situación perfecta, que siempre hay espacio para mejorar. Por ejemplo, las democracias occidentales corren peligro de dar un paso atrás en lo que respecta a la lucha contra el terrorismo. Con esas premisas, el primer paso es la "revisión periódica universal", o peer review, que consiste en una revisión sistemática y regular de la situación de los Derechos Humanos en cada uno de los países miembros de la ONU. Los métodos concretos de esta política pueden pasar a través de cámaras o subgrupos que recaben información, pues la información es fundamental en nuestro trabajo. Hay países transparentes, y otros que no lo son tanto. Hay numerosos países donde no hay relatores, ni ONG, ni observadores.

P. ¿Y cuáles son los pasos a seguir?

R. El primer reto es obtener la información suficiente para poder emitir juicios de valor, y ésta debe provenir de fuentes tanto institucionales como no institucionales. El segundo, identificar las debilidades y fortalezas de cada país y así poder sugerir modificaciones o cambios a nivel legislativo, administrativo, etcétera. O sea, la suma de informaciones debe poder conducir a una serie de recomendaciones concretas. Pasados tres años, cada país volverá a examen para ver cuál ha sido su avance. Estas medidas deberían dar una enorme legitimidad al consejo, pues los 191 Estados miembros vamos a estar obligados a pasar dicho examen de manera periódica. En caso de crisis humanitaria grave o violación flagrante de los Derechos Humanos, bastará con que una tercera parte de los 47 países miembros del consejo lo pida para que se convoque una reunión de emergencia de forma extraordinaria. De todas maneras, es importante poder actuar de manera preventiva, aunque esa palabra es muy delicada en el contexto de la ONU.

P. ¿Puede imponerse sanciones a los países que no respeten los Derechos Humanos?

R. No tenemos facultades de intervención militar o policial, pero vamos a construir la autoridad política suficiente para poder hacerlo, e incluso para suspender a países miembros en caso de violaciones masivas de los Derechos Humanos. No será una nueva versión del Consejo de Seguridad, pero tendrá capacidades políticas incluso superiores a él.

P. ¿Cómo explica la presencia en el Consejo de Derechos Humanos de Arabia Saudí, Túnez, Argelia, Nigeria o Pakistán?

R. El gran problema radica en presumir que hay países que no tienen problemas de Derechos Humanos mientras que otros sí. Lo principal, en mi opinión, es que haya una voluntad seria de corregir las desviaciones. Si existe ese interés, yo les abro la puerta a todos y son bienvenidos. Aclaro que no basta con querer ser parte del consejo para entrar en él, sino que cada país miembro ha tenido que firmar una serie de compromisos y cartas de intenciones.

P. Usted llega a este puesto con el apoyo del "bloque latinoamericano", encabezado por Brasil. ¿Qué representa esta nominación para Hispanoamérica?

R. Sin duda, es un triunfo. América Latina está a la cabeza en muchas áreas de la lucha por los Derechos Humanos. Por ello nuestra candidatura fue rápidamente apoyada por los bloques europeo y asiático.

P. ¿Es creíble un Consejo de Derechos Humanos en el que no esté incluido Estados Unidos, la mayor democracia del planeta?

R. Ellos pusieron desde un inicio mucho énfasis en el número de países y en los criterios de admisión. Pero no se pudo llegar a un consenso porque otros países eran partidarios de hacer extensivo a todos los miembros de la ONU. De todas maneras, los Estados Unidos están muy atrasados en la ratificación de convenciones que afectan a los Derechos Humanos, como la de los Derechos del Niño. Tampoco lo han hecho en la Convención Interamericana de San José porque incluía el tema de la pena de muerte. Y sólo hablamos de Derechos Humanos. También podríamos recordar muchos otros.

P. Este consejo tiene la intención de pasar dos resoluciones sobre los derechos de los pueblos indígenas y la desaparición forzada de personas. ¿Puede explicarlo?

R. Vamos a trabajar ya sobre ella. Piense que, sólo en México, una resolución sobre los pueblos indígenas podría afectar a 11 millones de personas. En cuanto a la de desaparición forzada, es una iniciativa de Argentina y Francia que cuenta con el apoyo de Chile, México, España y Bélgica.

Luis Alfonso de Alba, en Ginebra, donde se encuentra la sede del organismo que preside.
Luis Alfonso de Alba, en Ginebra, donde se encuentra la sede del organismo que preside.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_