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Reportaje:MÚSICA

Berrogüetto cierra el círculo

El sonido ancestral y orgulloso del gueto que berrea está de cumpleaños. Justo diez años después de su estreno con Navicularia (1996), el septeto afincado entre Vigo y Santiago de Compostela vuelve a la palestra con 10.0 (BM/Boa). Es sólo su cuarto disco y, curiosamente, quizás el que más se parezca al primero. Entre medias, otras dos entregas de elaboración más sofisticada que también merecieron epítetos muy calurosos por parte de la crítica europea, Viaxe por urticaria (1999) y Hepta (2002). "Ahora tocaba un disco más íntimo y artesanal, alimentado desde la frescura y sin grandes artificios. Un disco donde los arreglos no salpicarán demasiado a las melodías. Esta vez hemos pretendido ser cálidos, optimistas y luminosos", resume el vigués Anxo Pintos, de 38 años, responsable de zanfonas, saxos, flautas y gaitas, entre otras cosas, en la gran familia de Berrogüetto.

Tienen fama de grupo lento. Meticuloso. Incluso tentado a dejarse abrazar por la pereza. "Hay un poco de todo ello", corrobora Pintos con una sonrisa. Entre las costumbres sacrosantas de la banda figura la de no escribir ni una sola nota durante el año posterior a la publicación de un disco, "para dejar las mentes en barbecho". A partir de ahí, la maquinaria retoma la actividad con toda minuciosidad, madurando cada nueva pieza durante meses y meses. "Funcionamos por consenso, de forma asamblearia. Sólo grabamos un nuevo tema cuando creemos que está a la altura de nuestras propias expectativas. Todos nos lo pensamos bien antes de presentar una composición al resto del grupo, porque el rechazo es un trance desagradable. Pero eso sólo nos ha sucedido dos o tres veces en estos diez años...".

El carácter de obra colectiva, precisamente, está más acentuado que nunca en los surcos de este 10.0. Entre los firmantes del nuevo repertorio figuran seis de los siete integrantes del grupo. El propio Pintos, que hasta ahora había ejercido como el compositor más prolífico, sólo rubrica dos de los once títulos. El tándem que integran el guitarrista, Guillermo Fernández, y la cantante, Guadi Galego, fogueados en el proyecto paralelo Espido, asume las cuatro piezas vocales. Santiago Cribeiro (acordeón), Quico Comesaña (buzuki y mandolina) y Quim Farinha (violín) completan la nómina de autores. "Hemos aprendido a que prevalezca el sentido colectivo frente al acecho de los egos", anota Anxo Pintos. "Somos amigos y sabemos capear los roces. Si hasta cuando salimos de gira hemos establecido una furgoneta para fumadores y otra para no fumadores

La banda intuye que 10.0 es, seguramente, el trabajo de escucha más "directa" de cuantos han puesto en circulación. Hasta ahora sus discos presumían de una cierta unidad temática: el mar en Navicularia, la tierra en Viaxe por urticaria, la numerología de Hepta. Incluso los libretos se entretenían en evocaciones literarias sobre el argumento central de cada álbum. "Había algo de fascinación por los elementos esenciales y por lo esotérico, desde el punto de vista cultural y antropológico", admiten.

Ahora, en su décimo aniver

sario, se despojan de todos esos ropajes. 10.0 es, sin más, una colección de nuevas composiciones, y la edición sólo incluye un pequeño texto laudatorio de Rodrigo Romaní, fundador de Milladoiro y padre de la nueva música gallega. "Nos sentimos en un nuevo punto de partida, en una segunda juventud. Incluso el punto cero del título lo interpretamos como un revulsivo, un indicativo de que estamos dispuestos a ofrecer muchas más actualizaciones", subraya el zanfonista de la banda.

Por lo demás, 10.0 también supone el ingreso pleno de Berrogüetto en el modelo de la autogestión, con una empresa propia que edita el trabajo y promueve las actuaciones del septeto. El objetivo es el de apuntalar mercados europeos ya muy permeables a su música, como el alemán o el británico, y suscitar el interés por el septeto en la mitad sur de la Península. No en vano, el grupo suma más conciertos en Europa que en España, si exceptuamos las cuatro provincias gallegas. "A veces parece que en el Estado no hemos conseguido disfrutar como es debido de nuestra diversidad de culturas", reflexiona Pintos. "Las expresiones musicales andaluzas son maravillosas, pero en ocasiones parecen eclipsar a otras geografías. Ahora nos gustaría acercarnos a ese buen puñado de ciudades españolas donde aún no nos conocen".

Lo harán con humildad, sin victimismos, convencidos de sus posibilidades. "Somos muy poco dados a quejarnos", concluye Pintos con un gesto de firmeza. "Hemos trabajado al mismo nivel en los años de mayor repercusión mediática y ahora que las cosas han vuelto a su cauce. Hubo un tiempo en que se confundían churras y merinas, en el que algunas propuestas advenedizas se subieron al carro. Y el carro, evidentemente, no aguantó tanto peso. Asumamos ahora que tenemos una buena parte de responsabilidad en nuestros logros o frustraciones".

Berrogüetto presenta 10.0 el domingo 9 de julio, en el Festival do Mundo Celta de Ortigueira (A Coruña).

Los miembros del grupo Berrogüetto.
Los miembros del grupo Berrogüetto.KARLOS ABAL

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