Los partidos gallegos piden un Estatuto como el de la comunidad con mayores competencias
El PP evita responder a la propuesta de reconocer el "carácter nacional" de Galicia
El Partido Popular se mostró ayer dispuesto a colaborar con los dos partidos de la coalición que gobierna Galicia, el PSdeG-PSOE y el BNG, para que el Estatuto de Autonomía garantice las mismas competencias que la comunidad española con máximas atribuciones propias. En un debate parlamentario, los populares rechazaron tajantemente que se defina a la comunidad como una nación, aunque evitaron responder a la propuesta de socialistas y nacionalistas para que se incluya el reconocimiento del "carácter nacional" de Galicia.
El debate parlamentario de ayer entre los líderes de las tres fuerzas políticas para fijar posiciones ante el comienzo de los trabajos de redacción de un nuevo Estatuto, estuvo precedido por el acuerdo alcanzado la semana pasada entre el presidente de la Xunta, el socialista Emilio Pérez Touriño, y el vicepresidente, el nacionalista Anxo Quintana, por el que los dos partidos se comprometen a defender una reforma del Estatuto que incluya una referencia al "carácter nacional de Galicia", establezca fórmulas para "salvaguardar" sus competencias exclusivas y estipule como un deber el conocimiento del gallego. El documento suscrito por Touriño y Quintana se presentó como una oferta de diálogo al PP, cuyos votos son imprescindibles para apoyar la reforma.
El líder de los populares gallegos, Alberto Núñez Feijóo, que hasta ayer no había replicado a este acuerdo, siguió sin aclarar si su partido estaría dispuesto a aceptar la expresión "carácter nacional". Sólo rechazó de forma tajante el término "nación", que Quintana propone incluir en el preámbulo, al modo del Estatuto catalán, para que "Galicia no pierda estatus" en el sistema autonómico. "No piensen que vamos a picar en eso", le respondió Feijóo, quien presentó en el debate una propuesta propia para la reforma inspirada en el texto del Estatuto elaborado en los meses finales de la II República, entre otros, recordó, por el abuelo del líder del PP, Mariano Rajoy.
Nacionalidad histórica
Touriño, que abrió la sesión con un largo discurso en el que defendió los criterios de su acuerdo con los nacionalistas, se mostró confiado en que se alcance un consenso sobre el término que definiría a la comunidad. "Galicia tiene identidad nacional por su patrimonio de la lengua y la cultura, y, sobre todo, porque ésa es la vocación de los gallegos". "¿Qué otro carácter que el de nacional puede tener una nacionalidad histórica en el sentido plenamente constitucional? ¿El de región, de cantón, de provincia?", se preguntó el presidente de la Xunta para intentar convencer al PP de que se avenga al consenso en este aspecto.
El líder del PSdeG aludió a otros puntos de su acuerdo con el BNG, como la defensa de una cláusula que comprometa al Estado a destinar a Galicia el 8% de la inversión estatal en infraestructuras. Quintana apostilló que de ese modo la comunidad recibiría 21.000 millones de euros y "empezaría a saldarse la deuda histórica del Estado con Galicia". El presidente defendió también que Galicia pueda disponer de una Agencia Tributaria propia, un sistema cuya generalización a todas las autonomías no implicaría, según él, una merma en los fondos de solidaridad del Estado que benefician a las comunidades de renta más baja, como la suya. En su esfuerzo por atraer al PP, Touriño tuvo un reconocimiento a la labor de su antecesor, Manuel Fraga, y admitió que "todos los partidos tienen legitimidad para reclamarse galleguistas".
Núñez Feijóo comprometió su voluntad de consenso pero también resaltó algunas discrepancias. Rechazó la fórmula para comprometer inversiones del Estado y advirtió sobre los riesgos que corre Galicia si se generaliza un sistema de financiación como el catalán. "A nosotros a galleguismo no nos gana nadie. A catalanismo probablemente sí", ironizó. Feijóo se mostró más dispuesto a negociar nuevas competencias para Galicia y, con la aquiescencia de socialistas y nacionalistas, defendió la cláusula Camps, llamada así por el nombre de su inspirador, el presidente de la Generalitat valenciana: "Que Galicia se reserve el derecho a tener las mismas competencias que el que más".
El más crítico con Feijóo fue el nacionalista Quintana, quien lo emplazó a que "deje de ser el instrumento útil a la estrategia de la dirección de su partido, pero inútil para Galicia".
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