"Klinsmann supone una revolución"
El león domado. La barba y la cabellera recortadas y encanecidas. Paul Breitner, de 54 años, despide energía cuando estrecha la mano o cuando habla en un alemán claro y potente. También en el español que aprendió durante su estancia en el Real Madrid. Ayer, tras dar una charla futbolística en unos grandes almacenes de Múnich, una turbamulta se abalanzó sobre él. Repartió bromas, fotos y atenciones. Es un mito del fútbol germano.
Pregunta. ¿Ha sido una sorpresa una selección alemana tan alegre?
Respuesta. Sí, claro. Nuestro jugador vive de la rapidez y del juego de conjunto. No tenemos estrellas de gran altura, así que debemos jugar en conjunto. Hemos hecho cuatro grandes partidos. Argentina tiene artistas, es mucho mejor que nosotros técnicamente, pero el colectivo es más importante. Si cada jugador optimiza sus recursos a un 100%, tendremos posibilidades.
"Lo fundamental es que ya no salimos a defender, sino a atacar; a ganar, y no a empatar"
"Riquelme es una sensación. Dos de nuestros medios deberán marcarle con intensidad"
P. ¿Este equipo se puede comparar al que ganó el título en 1974?
R. No, porque aquél tenía más calidad. Nosotros salimos como grandes favoritos desde el principio. La actual selección, no. Nosotros sabemos lo que vale jugar en casa. El equipo de Klinsmann ha mejorado de un día para otro, juega un fútbol muy bueno y, en ocasiones, espectacular, especialmente por los delanteros: Klose y Podolski, que están a una gran altura.
P. ¿Klinsmann ha acabado con el establishment del Bayern?
R. No, solamente ha cambiado algunas cosas, algunas personas en la federación y en el equipo de los entrenadores. Pero lo fundamental es que ha cambiado la idea del fútbol: ya no salimos a defender sino a atacar, a ganar y no a empatar. La selección nacional ha jugado los últimos 10, 15 años de manera defensiva y Klinsmann lo ha cambiado. Ha sido una revolución total. Ahora la selección se define por los jóvenes; antes mandaban los jugadores viejos, se apostaba por la experiencia. Pero eso, afortunadamente, ya no vale. Estamos todos a favor. Klinsmann nos ha traído el pensamiento positivo americano. Nos ha convencido de que juntos podemos alcanzar el éxito en el torneo.
P. ¿Qué jugadores le están llenando los ojos?
R. Riquelme para mí es una sensación. Me gusta muchísimo. Al menos dos de nuestros centrocampistas deberán marcarle con intensidad. Ahora en Alemania hay una gran discusión sobre si en el fútbol moderno se puede jugar con un 10, con un regisseur, con un líder. Todo el mundo dice que no, pero yo creo que sí. Ronaldinho, Pirlo, Kaká y Riquelme lo confirman. Claro que no es sólo Riquelme: ¡qué suplentes tiene Argentina! Messi es otra sensación.
P. ¿Usted qué era: medio o lateral?
R. Jugué tres años en el Bayern y en la selección como lateral izquierdo, pero con el cambio al Madrid, volví a mi posición en el centro del campo. Allí acabé jugando los últimos cinco años en el Bayern. Siempre me sentí centrocampista.
P. Porque, además, era un diestro que actuaba por la izquierda.
R. Sí, como ahora Lahm. Eso no supone ningún inconveniente.
P. ¿Qué ha sido de sus famosas patillas?
R. Me he hecho bastante viejo. Hay que ser más cauto que un joven de 20 o 25 años.
P. ¿Y sus principios maoístas?
R. Sí, tenía algunas fotos y leí algunos libros. Fue bueno conocer cómo funciona ese mundo. Todo eso ha pasado y ya está.
P. ¿Qué hace ahora?
R. Soy un hombre de negocios. En la construcción.
P. ¿Cómo vivió la eliminación de España?
R. Fue un disgusto para mí. Creía que iba a jugar una de las semifinales después de una primera fase muy racional. Todavía me siento un poco español y madridista. Faltaron el juego rápido y las ideas. Fue un partido dominado por la táctica y Zidane tuvo unos momentos de inspiración.
P. ¿Qué piensa de Brasil?
R. Sigue siendo la gran favorita. Es la que más recursos tiene. Hace lo que quiere.
P. ¿De qué manera el Mundial favorece el desarrollo de Alemania?
R. Es el gran tema. Dentro de siete meses sabremos si toda la euforia que estamos viviendo se ha encauzado convenientemente. Veremos si sólo ha sido un sueño o realmente hay un avance político y social. Ahora estamos disfrutando de una fiesta permanente, una Oktober Fest, con un ambiente muy positivo que esperemos que vaya más allá del Mundial.
P. Y los alemanes han perdido la vergüenza de enseñar su bandera.
R. Sí, es una bandera que nos une a las distintas generaciones, pero que nada tiene que ver con la visión nacionalista. La bandera es un símbolo positivo. Una ilusión colectiva. Nada más.
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