Renovación con lagunas
La alineación de Raúl alejado del área perdió sentido, mientras que la línea de medios exhibió su calidad, aunque su juego fue insustancial ante Francia
- Casillas. No ha dado ni quitado nada. No pudo evitar el gol de Túnez después de un remate por dos veces de Mnari. Ante Francia, en cambio, no supo resolver el mano a mano con Ribéry, que salió de la jugada como si fuera Ronaldo. Le despistó el salto de Xabi Alonso en la falta del segundo y quedó a merced del gatillo de Zidane en el tercero.
- Sergio Ramos. Tiene un optimismo contagioso y un físico exuberante. Aunque como central o medio defensivo hace más daño y cubre mucho terreno, Luis le situó de lateral derecho, puesto que defendió vigorosamente. Le faltó, en cambio, recorrido y centro en ataque, condiciones decisivas en el plan del seleccionador.
- Puyol. Funcionó muy bien ante Ucrania, falló en el gol de Túnez y estuvo irregular contra Francia. La marca a Henry provoca dolor de cabeza a cualquier central y el español alternó aciertos con errores. No pareció cometer falta precisamente en la jugada que provocó el 2-1. Luis le ha exigido quizá demasiadas cosas y no le ha resultado fácil tampoco mezclar con Pablo, acostumbrado a defender de manera diferente.
- Pablo. Un futbolista que huye del protagonismo y procura resolver las cosas en silencio. Aunque no tiene el poder de Juanito ni la marca de Marchena, nadie discute su alineación de entre los convocados por Luis. La discreción no le quita valor a sus progresos. No ha sido culpable de nada ni tampoco es inocente. Aparentemente produce poco y en cambio interviene mucho.
- Pernía. Sustituto a última hora de Del Horno, ha tenido menos importancia de lo esperado en ataque y sufrió mucho defensivamente en todos los partidos. Atacó Francia por su flanco y Ribéry fue el hombre del partido después de Vieira. Ha sido uno de los puntos flacos.
- Xavi. Luis le sustituyó contra Francia en una decisión discutible. Ha tenido una actividad notable. Alrededor de su figura, el equipo encontró la línea de pase y los delanteros dispusieron de munición suficiente para engordar sus números. Jugó demasiado retrasado y le faltó profundidad en el encuentro de octavos ante la falta de desmarque de los puntas. Un futbolista imprescindible porque garantiza la posesión del balón y mezcla bien con todos los jugadores.
- Xabi Alonso. El punto de referencia. Un jugador completo que alterna el pase corto con los cambios de orientación. Ofrece muchas posibilidades y marca el estilo. No necesita que le doblen para ejercer de medio centro como ocurre con Albelda. A cambio, le falta jerarquía. No es un caudillo. No supo sacar al equipo de su propio campo contra los franceses y los medios españoles quedaron en inferioridad en la divisoria
- Cesc. A sus 19 años, no se equivoca en ninguna de las decisiones que toma. A cada jugada responde con sentido común y clase con independencia de la demarcación que ocupe en el campo. No tiene poder aéreo en una línea media sin cabeceadores. Al igual que sus compañeros de divisoria, fue insustancial ante Francia, pese a tener detalles de calidad. Jugó de titular mientras Xavi se ponía en forma y después se ganó el puesto que ocupaba Senna.
- Raúl. Alejado del área, su alineación pierde sentido. Luis quiso que jugara sobre todo como enganche y le condenó de alguna manera al fracaso. Nunca quedó muy claro su papel como capitán ni tampoco su función en el equipo. Fue suplente al empezar, como si se rodara después de la lesión, para acabar de titular en el partido más exigente. El gol decisivo contra Túnez y su negada actuación ante Francia contextualizan perfectamente el extremismo que provocan siempre sus actuaciones.
- Villa. La condición de Pichichi de la Liga, con 25 goles, no le ha evitado la sensación de sentirse siempre vigilado y cuestionado por el peso de jugadores más mediáticos. Ha marcado tres goles, todos a balón parado, y sin embargo fue utilizado siempre como moneda de cambio. Acostumbrado a jugar de ariete, tuvo que ejercer de segundo delantero y no pareció muy a gusto. Así que resaltaron más sus deficiencias que sus virtudes.
- Torres. Apareció en el Mundial en un momento de forma espléndido. Fue un purasangre hasta que Francia le metió en un cajón del que no pudo salir pese a su resistencia. Al igual que ya ocurrió en la Eurocopa, el último partido emborronó de mala manera una presentación espectacular. Tiene las mejores condiciones para ser el ariete del futuro, pero le falta regularidad y grandeza en los encuentros decisivos.
- Luis García. Al igual que Villa, se ha sentido bajo sospecha durante todo el campeonato, sensación confirmada en el encuentro de octavos de final al ser suplente. No es un media punta, como pretendía Luis, ni combina bien con los medios. Le redime su laboriosidad y sobre todo el remate y el gol. A falta de pase, tiene pegada. Hace fácil lo difícil y difícil lo fácil.
- Senna. No ha tenido la continuidad esperada y, en su ausencia, el equipo perdió llegada, tiro de media distancia y fue menos consistente, a cambio de ganar toque, pase y precisión. Futbolista interesante por su despliegue físico. La pronta eliminación del equipo impidió valorar su función. No se sabe muy bien qué quería Luis del brasileño.
- Joaquín. Excelente como revulsivo. Fue el único futbolista que tuvo regate en un equipo que combina mucho. Desde la banda derecha, generó siempre peligro y le dio salida al grupo. Fue el único delantero que desestabilizó a Francia. A juzgar por cómo le utilizó Luis, pareció más un jugador de momentos que de partidos.
- Suplentes. La aportación de los demás futbolistas no tuvo demasiada trascendencia. A excepción de Reina, sorprendentemente relegado por Cañizares en el partido ante Arabia Saudí, jugaron todos los convocados. Luis no tuvo demasiado en cuenta a Reyes como segundo delantero, cosa que pareció un lujo en un partido como el de Francia. El seleccionador apostó por renovar al equipo, y veteranos como Salgado, Marchena, Juanito y Albeda perdieron presencia. Tampoco contó mucho, por otra parte, con Antonio López e Iniesta, un jugador muy a tener en cuenta en el último pase.
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