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Reportaje:

Empopada hacia el infierno

La exclusión de Astillero de la Liga San Miguel le mantendrá al menos tres años apartado de la élite del remo

Tras más de nueve meses de disputas, amenazas, querellas y procedimientos judiciales, Astillero tendrá que recurrir a la justicia ordinaria para reclamar sus derechos a participar en la liga profesional de traineras, antes ACT y ahora Liga San Miguel. La pasada semana, la Asamblea Universal de la Asociación de Clubes de Traineras dio la puntilla al club cántabro tras confirmar su exclusión de la competición y presentando a Laredo como nuevo club en la categoría.

La decisión no ha sido a cuenta del presunto dopaje masivo de la plantilla astillerense, denunciado por la ACT, y que desde septiembre se había convertido en una amenaza de expulsión. La directiva de la Asociación ha tirado por lo subrepticio, alegando que el club presidido por Víctor Sáinz de la Maza no presentó a tiempo la documentación exigida para ser incluido en la Liga, aunque el verdadero motivo de expulsión sea la solicitud de autorizaciones de uso terapéutico el pasado 27 de agosto y, tras la celebración de la Bandera de Hondarribia, cuando los 14 remeros de Astillero fueron sometidos a un supuesto control antidopaje que devino en un interrogatorio con grabadoras y focos.

Astillero estudia llevar el caso a la justicia ordinaria para paralizar la expulsión La 'San José' es la trainera que más éxitos ha logrado durante las tres últimas temporadas

En ese momento, comenzó la empopada hacia el infierno para los astillerenses. La negativa a responder a los ertzainas y la supuesta actitud poco colaboradora, denunciada por la Liga ACT y el Gobierno vasco, ha conllevado una retahíla de sanciones económicas y también deportivas, con la suspensión de dos años para todos los remeros implicados en todas las competiciones que se celebren en Euskadi.

Lo que para los directivos de la ACT, el juez máximo de competición o el médico de la ACT, Juan José Badiola, era una muestra más de la lucha contra el dopaje, para los representantes de Astillero y para los políticos cántabros, encabezados por el presidente Miguel Ángel Revilla, no ha sido sino una lucha nacionalista contra Cantabria y contra la San José, por su incontestable dominio sobre las olas (de las últimas 33 banderas disputadas, Astillero se ha alzado con 21 y con dos ligas ACT).

"Desconocemos la voluntad de Astillero para formar parte de la ACT, pero parece que no ha sabido entender ni aceptar las normas de los organismos competentes de la Asociación. No ha habido persecución hacia nadie, sino que sólo hemos aplicado las normativas que aprobamos los clubes de la Asociación", alegó el pasado jueves Pedro María Bravo, presidente de la ACT, tras asegurar que todos los factores desembocaban en la expulsión final por falta de documentación.

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En la actualidad, la solución no resulta nada fácil. La falta de documentación conlleva que la trainera cántabra no pueda ser inscrita en la "Primera División" del remo, pero lo más grave ocurre cuando se constata que los estamentos de la recién creada Asociación de Remo del Cantábrico admiten a un club expulsado de otra asociación. Es decir, Astillero sólo podría volver a competir en 2007 y sería en el segundo grupo de la ARC por lo que transcurrirían tres temporadas (si todo fuese bien para los vigentes campeones) para que volviese a la máxima competición del remo.

La directiva de Astillero planea llevar el caso a la justicia ordinaria para tratar de mantener limpio su nombre y recuperar las prebendas. Sin embargo, todas las instituciones que han observado el caso hasta el momento (la propia Asociación de Clubes de Traineras y el Gobierno Vasco, a través de la Consejería de Cultura y Deportes) se han decantado por la condena y el castigo a la embarcación cántabra.

Además, la inclusión de Laredo resulta la muestra más clara de que, para la ACT, Astillero es parte de la historia. La elección de la Pejinuca en vez de Isuntza (la única trainera descendida tras la Liga del pasado año) para ocupar la plaza vacante se ha convertido en un guiño a los equipos cántabros, con el objetivo de que desaparezca la sombra de la conspiración.

Pese a todo, de los catorce clubes convocados en la asamblea de la ACT, cuatro votaron en contra de Laredo, en un clima no de ruptura pero sí de desconfianza. Y todo a menos de 15 días del comienzo de una nueva temporada, que promete estar cargada de competitividad y acontecimientos sorprendentes.

A pesar de que la organización y los clubes andan sumergidos en una marejada que parece no remitir, la afición, los patrocinadores y los medios se muestran más volcados que nunca con este deporte. Una combinación complicada en la que habrá que evaluar la salida de Astillero y sus recursos, ya que, hasta el momento, el conjunto dirigido por José Manuel Francisco era el claro dominador de las olas, sólo seguido por Castro y Hondarribia, y también el máximo animador de las banderas, con su nutrido grupo de seguidores.

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