Ucrania se clasifica en una pachanga

Ucrania venció en Berlín a Túnez por 1-0 y se clasificó para los octavos de final del Mundial en un conato de partido de fútbol. Fue más bien una pachanga veraniega, indigna de un Mundial que padece una inflación de equipos que no dan la talla. A pesar del clima festivo reinante en Alemania, los espectadores del estadio Olímpico abuchearon y pitaron cuando por enésima vez uno de los equipos retrasaba el balón al portero.

Un gol de penalti del afamado delantero ucranio Shevchenko, en el minuto 70, decidió el partido. Fue lo único que hizo el último gran fichaje del Chelsea. Shevchenko vagó cual alma en pena por la pradera en espera de la llegada de un balón que llevar a la red y sólo le llegaron tres o cuatro en condiciones.

En realidad, el partido ya lo había decidido el árbitro paraguayo Carlos Amarilla cuando, en los minutos de descuento de la primera parte, expulsó por doble tarjeta amarilla a Jaziri, el único delantero con el que atacaban los tunecinos.

A éstos se les conoce como las águilas de Cartago, pero, por lo visto en Berlín, sólo llegaron a gorriones. Así de inofensivos fueron. Sólo el lateral derecho, Trabelsi, destacó en medio de tanta mediocridad. Nadie se explica cómo pensaba Túnez ganar el partido para clasificarse. Y, para colmo, a su único delantero le expulsaron. Cuando el seleccionador sacó en el minuto 80 al brasileño Santos, una de las figuras del equipo, Túnez ya estaba futbolísticamente muerto.