Ken Thomson, magnate de la prensa canadiense
Ocupaba el puesto 19 de la lista de los hombres más ricos de 'Forbes'
Ken Thomson, el hombre más rico de Canadá, propietario de uno de los mayores imperios de información electrónica del mundo, Thompson Corp, falleció el 12 junio de un ataque al corazón en su oficina en Toronto. Tenía 82 años.
"Era una persona muy inteligente, extremadamente astuta, un hombre de negocios con visión de la oportunidad", aseguró en Los Angeles Times Stephen Jarislowsky, uno de los accionistas de un conglomerado mediático valorado en 29.300 millones de dólares y cuyo buque insignia es el diario canadiense The Globe and Mail.
Ken Thompson, El Pequeño Ken, como se le conocía en su empresa, era el tercer hijo de Roy Thomson, quien en 1930 fundó una pequeña emisora de radio en el norte de Ontario desde la que poco a poco fue extendiendo sus tentáculos hasta abarcar los principales diarios de Canadá, The Times de Londres, agencias de viajes e incluso petróleo en el mar del norte. Cuando el pequeño Ken se puso al timón, tras la muerte de su padre en 1976, intentó concentrar sus energías en el continente americano: adquirió The Globe and Mail y varios diarios estadounidenses. En 1980 le vendió The Times y The Sunday Times a Rupert Murdoch. También compró Wadsworth, una editorial de libros de texto que le serviría de trampolín para concentrarse en la información especializada y alejarse, con los años, del mundo de la prensa.
"Cuando se dio cuenta de que el futuro ya no estaría en los periódicos, decidió replantearse su empresa", explicaba Jarislowsky. A mediados de los noventa, en plena explosión de Internet, Thomson comenzó a vender la mayoría de sus periódicos y estaciones de radio para convertirse en distribuidor de información legal, médica o financiera en formato electrónico a través de empresas como Thomson Financial o Weslaw. En ese sentido fue sin duda un visionario puesto que sus beneficios se dispararon hasta tal punto que el pasado año su nombre figuraba en el puesto número 19 de la lista que publica Forbes de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna valorada en 19.600 millones de dólares (unos 15.600 millones de euros).
A esa cifra también contribuye, aunque de forma modesta, la impresionante colección de arte de un empresario célebre por haber sabido mantener tanto su vida como sus negocios lejos de las páginas de la prensa rosa. En 2002 donó cerca de 2.000 obras valoradas en 300 millones de dólares (230 millones de euros) a la Art Gallery of Ontario en Toronto y también 50 millones de dólares canadienses al Gobierno de su país para la ampliación de un museo diseñado por Frank Gehry.
Pero pese a su riqueza, Thomson siempre mantuvo una vida muy sobria. A menudo, se le veía haciendo la compra personalmente en los supermercados de Toronto y pese a viajar en Rolls-Royce, siempre prescindió de conductor y prefirió conducir él mismo un vehículo que aparcaba sin complejos en aparcamientos públicos. "La primera parte de mi vida fue extremadamente simple", declaró en 1980 en una entrevista. "Eso me hace preocuparme por mis hijos. Ellos sólo han vivido en la abundancia. Pero mi padre atravesó por momentos muy difíciles".
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