'Nibiru, el mensajero enviado por los dioses'

El jugador tomará la personalidad de Martin Holan, que, como en las aventuras gráficas de corte clásico, aparece en pantalla, es decir, se trata de un juego de visión en tercera persona. Utilizando el ratón y gracias al sistema point and click con el que se señala y se selecciona, puede moverse y recoger objetos de los escenarios para resolver los puzzles.

La imagen en pantalla aparece flanqueada por dos franjas negras para dar un aspecto fílmico a la producción y, a la vez, esconder el inventario de objetos que se irá llenando a medida que se visiten los diversos escenarios de la aventura.

El guión es sencillo, después del hallazgo en Bohemia Occidental de un túnel oculto tras la Segunda Guerra Mundial. El profesor Wilde, investigador del proyecto Nibiru, enviará a su sobrino Martin Holan, estudiante de arqueología y lingüística, para que averigüe la procedencia del túnel. Holan viajará a Praga donde se encontrará con una amiga de su tío que le facilitará los papeles necesarios para que pueda entrar en el túnel. Parece ser que detrás de ese descubrimiento se esconden viajeros de otros planetas que un día visitaron la Tierra y fueron tomados por seres divinos. Poco a poco Holan irá descubriendo un secreto guardado miles de años.

Es una aventura lineal y como tal hasta que no esté resuelto un puzzle no se permitirá seguir por otro frente. Esto provoca en el jugador la llamada "búsqueda del píxel maldito", o lo que es lo mismo pasear el ratón por todos los escenarios hasta comprobar que el icono cambia con lo que es posible que se pueda interactuar. Si no se encuentra el objeto o si no se combina adecuadamente uno se puede quedar encallado en algún escenario.

A pesar de la alegría que representa poder disponer de otra aventura gráfica y aunque posee un buen nivel de doblaje al castellano, el juego tiene algunos fallos gráficos, como las pantallas en negro cuando el protagonista narra partes de la historia, que enturbian el resultado final.