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Reportaje:Alemania 2006

El técnico innombrable

Doménech, a quien Zidane no menciona, dice que su relación con el capitán de Francia es normal

Diego Torres

Zidane nunca pronuncia públicamente las palabras malditas: Raymond Doménech. Tampoco se le oyó pronunciar un simple "Doménech", y mucho menos un familiar "Raymond". Cuando Zinedine Zidane habla de este señor le llama "el seleccionador". Fríamente. Siguiendo el hilo de una relación paralizada por la incompatibilidad de caracteres. El capitán de la selección de Francia es riguroso con las formas que él mismo se impone. Zidane también es fiel a su ideario. Está convencido de que rinde mejor con dos delanteros y Doménech no se los consiente. El debate en el seno de la selección francesa es constante. Hay jugadores que llevan cuatro años discutiendo asuntos psicológicos, dibujos tácticos, estrategias y normas de convivencia. Mientras tanto, Francia no ha conseguido una sola victoria en los Mundiales. Su último triunfo data del 12 de julio de 1998: el 3-0 a Brasil de la final de París. Lo trágico del dato es que pasado mañana deberá imponerse a Togo para seguir en el campeonato. Doménech sólo encuentra en los arbitrajes recibidos una explicación a la penosa situación del equipo: "Es inquietante, sobre todo cuando ocurre en dos partidos. Esto comienza a ser extraño. Hay hechos evidentes: en el penalti contra Suiza, en la cartulina amarilla a Zidane... Es la primera vez en una Copa del Mundo, lo he verificado, que un árbitro sanciona a un jugador por lanzar una falta demasiado rápido"·

"¿Por qué le cambié cuando ya era tarde? ¿Y quién tiene una regla para hacer cambios?"

Además de buscar excusas, Doménech medita sobre la posibilidad de jugar con dos delanteros. "Es una opción que me planteo", dice. Justo lo que pide Zidane. Tener a Henry y Trezeguet por delante. El problema es que contra Togo el capitán estará suspendido. El fútbol es impredecible y en una Copa del Mundo los factores aleatorios se multiplican. El torneo es una picadora de banquillos. Doménech siente un creciente ruido de cuchillas, pero se esfuerza por dar una imagen serena y dialogante. Ayer se enfrentó a la prensa para hacer afirmaciones que retratan su forma de ver el juego: "Es increíble. Hoy he repasado el vídeo del partido contra Corea y debo decir que durante 45 minutos hicimos la presión casi a la perfección", afirmó. "Presionamos arriba durante todo el partido. No conozco otro equipo que presione como nosotros. No nos descolocamos nunca. Nunca nos hicieron un dos para uno. Nunca nos cogieron al contragolpe. Me pareció en las imágenes que nuestros jugadores estuvieron tranquilos en todo momento. Nunca concedieron un disparo, salvo una vez en el minuto 81, después de un golpe franco y una jugada ensayada", añadió.

Francia ha perdido la capacidad de sorprender y de sorprenderse. Sus extremos nunca pierden de vista a los laterales contrarios, el delantero centro acude puntualmente a estorbar la salida del balón, los centrocampistas presionan con ritmo de cadena de montaje y los centrales no dejan un metro al libre albedrío. Francia es el paraíso mecánico. Salvo por los arbitrajes, su entrenador no ve nada malo por ningún lado. Ayer exclamó: "¿Qué se le pude pedir a unos jugadores que han corrido diez kilómetros en un partido?".

La sustitución de Zidane en el minuto 91 del partido contra Corea, nada menos que por Trezeguet, exhibió algunos de los cortocircuitos que existen entre el técnico y su jugador más importante. La decisión fue oportuna como advertencia o como acusación velada, no como medida estratégica. Zidane debió de interpretarlo así porque se quitó el brazalete de capitán con cierto desprecio y evitó la mirada de Doménech antes de marcharse al vestuario. Ayer el técnico se hizo el sorprendido antes de tejer un discurso -le apasionan las ciencias ocultas- muy críptico: "¿Qué por qué le cambié cuando ya era demasiado tarde? ¿Y quién tiene una regla para hacer cambios? ¿Existe una fórmula? Yo actúo en anticipación permanente. Zidane está suspendido para el próximo partido. Es necesario enviar señales a todo el mundo. En ese momento del partido empatábamos 1-1 y el porvenir sólo depende de nosotros y del partido que no jugará Zidane, contra Togo. Los que jueguen se tienen que preparar".

Cuando le preguntaron por la falta de comunicación que existe con Zidane, el entrenador dijo: "Son especulaciones. Es una relación normal entre un técnico y el capitán. Zidane es un hombre que ha ayudado muchas veces a la selección y hablamos del funcionamiento del equipo, de lo que pasa y de las cosas que se pueden mejorar".

Desde que el senegalés Bouba Diop le marcó un gol (1-0) en Corea, en 2002, el destino se conjura contra Francia. Los goles absurdos, los tiros al palo, los árbitros, las lesiones... Ocurre con las sociedades cuando no hay leyes y ocurre en los equipos cuando no hay líderes. Francia, a falta de caudillos en el campo, podría tenerlo en el banquillo. Esta posibilidad se esfumó cuando la federación francesa omitió la contratación de Laurent Blanc y se decantó por el seleccionador de las categorías inferiores.

Chimbonda salta detrás de Zidane en un ejercicio del entrenamiento de la selección francesa.
Chimbonda salta detrás de Zidane en un ejercicio del entrenamiento de la selección francesa.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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