Un regalo para Alemania

Alemania ganó con comodidad en el estadio Olímpico de Berlín a un Ecuador inofensivo en un partido soporífero y se proclamó vencedora del Grupo A. Ecuador también pasó a la fase de los octavos de final al clasificarse en el segundo puesto.

El seleccionador de Ecuador, Luis Suárez, regaló el partido a Alemania. En cambio, su homólogo germano, Jürgen Klinsmann, se mantuvo fiel a lo que había anunciado en la víspera: luchar por la primera plaza. Suárez se rindió antes de comenzar el partido al dejar sentados en el banquillo a cinco titulares del equipo que causó asombro en sus dos primeros envites del Mundial. Klinsmann repitió la alineación con una única variación de armarios roperos en el centro de la defensa: Huth por el tocado Metzelder. Incluso se arriesgó Klinsmann al alinear a su capitán, Ballack, con una tarjeta amarilla y la amenaza de que una segunda le dejase fuera de la siguiente ronda.

Los octavos de final dirán cuál de los dos seleccionadores acertó y qué conjunto se beneficia más con los cruces. En Suiza 1954 y Alemania 1974, el cuadro alemán pasó a los octavos como el segundo clasificado en la ronda previa y después ganó ambos Mundiales. A Klinsmann le interesaba que el equipo no perdiera ayer la tensión competitiva y la mentalidad ganadora. Por contra, la repercusión del encuentro sobre la moral de Ecuador induce a temer que haya entrado ya en una dinámica perdedora.

A Alemania le bastó el buen partido, la combatividad y el hambre de gol de su delantero Klose para derrotar a Ecuador. Klose marcó dos goles y fue una continua pesadilla para los defensas ecuatorianos, que, sin su jefe, Hurtado, ni el lateral izquierdo, Reasco, se movían por su área como pollos sin cabeza.

La primera jugada de peligro la generó una arrancada por la banda de Valencia, del Recreativo de Huelva, que llegó hasta Lehmann y le obligó a estirarse para cortar el centro. Fue nada más que un fuego de artificio. Dos minutos después, Klose se aprovechó del desbarajuste de la defensa suramericana.

Para los ecuatorianos su gol fue como una losa. Buena parte de los seleccionados de Ecuador proceden del valle de Chota, a 120 kilómetros de Quito, donde la casi totalidad de los habitantes son negros. Ayer, en Berlín, parecía que habían sido reclutados en las islas Galápagos y se dedicaron a jugar con la lentitud de los animales que dan nombre a esa maravilla de la naturaleza: las tortugas. A esto se unió la estrategia del cangrejo: jugar más bien hacia atrás que hacia adelante.

El fútbol de Alemania en la primera parte tuvo los peores defectos de los últimos años: primitivo y sin el menor atisbo de calidad técnica. No obstante, los patadones para adelante, los buenos pases de un Ballack que jugó más retrasado que de ordinario y el oportunismo de Klose le bastaron y sobraron para ganar a un Ecuador entregado desde el pitido inicial. Otro tanto al filo del descanso, tras un brillante pase de vaselina de Ballack a Klose, que con la rodilla regateó al portero, puso el 2-0 en el marcador y sentenció el partido de manera definitiva.

En la segunda parte, Ecuador consiguió dos o tres disparos de lejos que obligaron a Lehmann a emplearse a fondo. Fue de nuevo un fuego de artificio. Al contraataque, Alemania creaba más peligro que Ecuador. Podolski rompió la maldición que pesaba sobre él, llegó desde atrás a un pase de Schneider y marcó el 3-0 final.

El sopor invadió a las gradas, pero los hinchas alemanes no cesaron de gritar y animar a su equipo. Y, cuando la cosa no daba más de sí, se dedicaron a hacer la ola.