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"Va a ser uno de los grandes"

Maradona vaticina un gran futuro a Cesc, decisivo en los dos primeros goles

A Cesc Fàbregas (Arenys de Mar, Barcelona; 1987) le aplaudió anoche hasta Maradona cuando se citaron en Cuatro. "Va a ser uno de los grandes", proclamó el 10 ante la mirada tímida del joven futbolista español. "Nos juntamos los tres [Xavi, Xabi Alonso y él], templamos un poco, empezamos a tocar, Raúl bajó a recibir, agrandamos el campo y ya no paramos", respondió el medio del Arsenal, contento por haberse podido unir con Xabi Alonso y, sobre todo, con Xavi, el futbolista que precisamente le quitó la titularidad en la selección española. "El míster nos ha pedido que moviéramos rápido la pelota", prosiguió, "y alcanzamos una buena fluidez en el juego".

Hay pocos medios tan versátiles como Cesc. Tiene pase y llegada a gol. Domina tanto el juego interior como el exterior. Y difícilmente se equivoca. La vida y el fútbol le han enseñado a vivir deprisa y a tomar decisiones drásticas. A los 16 años de edad dejó el Barcelona para fichar por el Arsenal y desde entonces el fútbol le sonríe: ha disputado tres Mundiales de categorías distintas en apenas cuatro años, ha sido finalista de la Copa de Europa con su club londinense y es el jugador español que ha debutado en la Copa del Mundo a una edad más tempranera.

"Nos juntamos Xavi, Xabi Alonso y yo, Raúl bajó, agrandamos el campo y ya no paramos"
"Me cuesta jugar cuando no tengo la pelota y, por tanto, no dejo de buscarla"

Jugó Cesc contra Ucrania, aunque tampoco de entrada -anoche sustituyó a Senna tras el descanso-, y tiró dos paredes consecutivas con Puyol antes de que el Niño Torres rematara el cuarto gol y ayer acabó con la impermeabilidad de Túnez. Remató la dejada de Torres en la jugada de Joaquín que supuso el gol de Raúl y después profundizó para el delantero centro del Atlético en el segundo tanto. Le puso incluso una tercera pelota de gol al ariete, pero esta vez Torres falló en la definición. Una actuación completa, en definitiva, la del futbolista catalán.

Cesc se formó en el Barça, un club que genera centrocampistas en abundancia, con Milla, Guardiola, Xavi, Iniesta y Cesc a la cabeza. Son jugadores mayoritariamente livianos, de toque, siempre dispuestos a asociarse. Xabi Alonso combina estupendamente con los azulgrana porque es cómplice de su idea del juego. Nunca fue un futbolista insustancial, sino que es muy capaz de jugar a la derecha, a la izquierda o centrado en la divisoria sin saber muy bien en qué demarcación es mejor. La seguridad que transmite su fútbol es tanta que el técnico francés Arsène Wenger intervino decisivamente en su contratación por los gunners. Cesc iba a cedir que no al Arsenal cuando se interpuso para advertirle de que con el tiempo iba a ser titular con toda seguridad en Highbury.

Wenger, presente en el estadio de Stuttgart, se sonrió nuevamente cuando le felicitaron por el gran partido de Cesc. El español siempre se ha considerado fijo en el Arsenal desde que el cuadro inglés se la jugó con su fichaje. Juega en Londres porque entendió que Xavi e Iniesta no le dejaban sitio en el Barça y es una de las alternativas que maneja Luis Aragonés en la selección en los partidos de máxima exigencia.

"El lenguaje del fútbol es universal", argumenta Cesc; "lo único que necesito es la pelota. Me cuesta jugar cuando no la tengo y, por tanto, no dejo de buscarla". "Nos ha venido muy bien rasear el cuero", terció cuando se le demandó ayer por cómo definiría el juego de los medios; "Túnez es muy fuerte físicamente y se defendía muy bien por alto".

Hoy, feliz, agradecerá la visita de su padre y de su novia en Kamen. La familia siempre estuvo de su parte. Algunos amigos, en cambio, se sorprendieron de su decisión de abandonar el Barça. Los técnicos del Camp Nou y, sobre todo, sus compañeros en el Miniestadi no dudaron, sin embargo, de que triunfaría en cualquier equipo al que le gustara jugar al fútbol.

Y es que Cesc es de la misma generación que Messi. Tienen solamente 19 años -el argentino los va a cumplir el próximo viernes- y, no obstante, juegan como si contaran con 27. Ningún jugador simboliza mejor la jovialidad de la selección española que Cesc.

Cesc salta sobre los tunecinos Jaidi (a la izquierda) y Nafti.
Cesc salta sobre los tunecinos Jaidi (a la izquierda) y Nafti.EFE

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