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Promoción, descargas y muchos contactos

Una de las partes menos visibles, pero más centrales de Sónar es el área profesional, que no se limita a la feria discográfica, sino que sus implicaciones desbordan los límites estrictos del festival. "En la feria hay unas 64 casetas, en su mayoría de tiendas y sellos discográficos, pero compran la acreditación unos 1.800 profesionales, entre promotores, distribuidores, representantes, programadores o incluso museos y centros de música", señala Gemma Martínez, responsable del área profesional del festival. La demanda, añade Ricard Robles, codirector de Sónar, es alta porque "es el único encuentro profesional especializado en música electrónica que existe en Europa, ya que la mayoría de ferias discográficas tienen un perfil más generalista".

Aquí, como en la industria en general, las cosas están cambiando de forma vertiginosa. Los sellos, indica Martínez, venden poco porque la caída de ventas de CD también les ha afectado, pero lo que funciona en el festival son los contactos y el darse a conocer; los acuerdos o las ventas vienen después. Un paseo por la feria, situada en la primera planta del CCCB, es buen escaparate del asunto. Se encuentran puestos de sellos discográficos; tiendas que venden tanto discos de vinilo como CD; festivales, clubes o regiones que buscan público potencial y, sobre todo, tiendas que además también venden camisetas, bolsas o gadgets de todo tipo.

No faltan tampoco las empresas de tecnología con las últimas novedades para hacer picar a los pinchadiscos profesionales o aficionados, y también es curioso el puesto de una empresa que vende máquinas para hacer hasta 40 copias a la hora de CD. Su director de productos, Manuel Fructuoso, explicaba que ha vendido unas cuatro máquinas durante la feria, "en su mayoría a sellos pequeños que las utilizan para realizar copias de promoción", indicó.

Internet y móvil

Y es que no sólo lo que predomina entre los pinchadiscos es el disco de vinilo, que se ha convertido en objeto de coleccionista y, según Robles, ha sido la salvación de las discográficas de música electrónica surgidas en Barcelona a partir de 2000, que han evitado la crisis gracias a esta especialización, sino que hay acuerdo en que el futuro de la música son las descargas por Internet y por móvil. Robles señala que éstas en Japón ya superan las que se realizan a través de ordenador. Albert Torres, de la distribuidora catalana K-Digital que representa a la estadounidense The Orchard, lo ve claro: "Las descargas de canciones van a cambiar y lo que funcionará será la suscripción, como en la tele digital, a una serie de canales o tiendas en las que tendrán acceso libre o restringido a todo un catálogo de canciones". The Orchard funciona como una distribuidora que tiene acuerdos con distintos sellos discográficos cuyos productos se encarga de colocar en las tiendas virtuales por Internet. Es el mismo caso de la distribuidora Beatport.com, el único punto desde el que se puede descargar la recopilación del Sónar 2006, que ha decidido no editar el disco que publicaba cada año y situar en este portal sus productos.

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