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Reportaje:TEATRO

Palabra de Pericón

Javier Vallejo

Qué magníficos teatros podrían ser algunos de los once grandes cines que se han cerrado en Madrid en año y medio! Están en el centro, tienen altura y probablemente sería más barato acondicionarlos que levantar espacios escénicos de nueva planta. El Cine Madrid, a 100 metros de la Puerta del Sol, fue teatro en origen: hay que recuperarlo. Sobre todos ellos se cierne la especulación galopante. Hace años, con buen criterio, los teatros nacionales escogieron antiguos cines como sala de ensayos: no tienen hombros ni chácena, pero tampoco los tienen las salas alternativas, y ahí se está exhibiendo la mitad de lo que se produce en Madrid. La representación en espacios vacíos floreció con Lope, renació con Brook y está en auge. Pienso en ello sentado en una butaca de grada del antiguo cine Bristol, reconvertido en sala de ensayos del Teatro de La Zarzuela. Al otro lado de la calle hay un solar donde hace unos meses se levantaba el Teatro Fuencarral. Más abajo, quedaba el Martín: en su lugar hay un edificio de apartamentos. Y cerca, donde estaba el Maravillas, hay un hotel, y un nuevo Maravillas demediado, en planta sótano.

En el Bristol, Santiago Sánchez está dirigiendo un montaje nuevo de dos sainetes líricos enraizados en el imaginario colectivo español: La boda de Luis Alonso y El baile de Luis Alonso. Fuera del círculo zarzuelero, casi nadie acertará a nombrar a sus autores, Gerónimo Giménez y Javier de Burgos, y puede que a muchos jóvenes ambos títulos les digan más bien poco. Pero todos serán capaces de tararear el intermedio de La boda... al primer compás, aún sin recordar dónde lo escucharon antes. En el caso improbable de que no lo haya oído jamás, reconocerá como tales el fandango, la jota, o el zapateado que entreteje la orquesta.

El escenario del Bristol es

enorme: llega desde detrás de la antigua pantalla hasta el borde del anfiteatro, cuyas butacas quedan prácticamente colgadas sobre él. Tiene un buen techo acústico, y un aire a esos espacios teatrales modernos que en otras ciudades se acondicionan en iglesias, cines y naves industriales, y que en Madrid todavía no hay. Sobre la escena, Tinoco (Toni River), intenta camelarse a María Jesús (María Maciá), esposa del protagonista (Luis Álvarez). Javier de Burgos pintó a Luis Alonso a imagen de un maestro de baile que hacia 1850 fue muy popular en Cádiz por su maestría en las danzas de moda, y porque sus saraos propiciaban el comercio entre gente guapa y gente de posibles. El resto de los solistas, y los actores, que andan repartidos por la grada, bajan a interpretar una escena coral, acompañados al piano. Santiago Sánchez, que ha sido cocinero antes que fraile, dirige a pie de escena, se sube, dobla al actor cuando hace falta, le muestra lo que quiere de él.

Miguel Roa, el director musical, marca la entrada a los cantantes, los conduce. A la izquierda del piano de ensayo hay un cuadro flamenco: guitarra, palmero, cantaoras... "Interpretan los palos más festeros: alegrías, tanguillos, alboreás...", explica Santiago Sánchez. "Estamos transformando el Teatro de La Zarzuela en un café cantante gaditano. Cuando el público entre, se encontrará con unos cantaores-contaores a la manera de Ezpeleta, Pericón y El Beni, que entreveraban el flamenco con historias inverosímiles acontecidas supuestamente a alguien cercano. Una de ellas es la de Luis Alonso... Esta función los homenajea a todos, y a Chano Lobato, último de su estirpe. Como fin de fiesta, incorporamos las chirigotas del carnaval de Cádiz. No hay nada gratuito: en 1850 el flamenco estaba naciendo, y con él, los cafés cantantes".

A media tarde, el coro se incorpora al ensayo. El director hace un trabajo de adición: muestra a sus integrantes el trabajo de solistas y actores, y les pide que se sumen. El ensayo tiene momentos chispeantes: varios cuadros son aplaudidos por los compañeros. La música, pizpireta, salta de lo español a lo italiano. Giménez pasó su niñez en Cádiz, pero estudió en París y en Roma. "El terceto y zapateado de Las bodas... podrían firmarlo Rossini y Donizetti", dice Miguel Roa. "El concertante de El baile... es la transición entre Rossini y Verdi".

La boda... y El baile de Luis Alonso. Madrid. Teatro de La Zarzuela. Del 23 de junio al 23 de julio.

Un momento de un ensayo del sainete lírico 'La boda de Luis Alonso'.
Un momento de un ensayo del sainete lírico 'La boda de Luis Alonso'.GORKA LEJARCEGI

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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