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Reportaje:Alemania 2006

Del búnker a una base militar

Estados Unidos cambia de alojamiento durante dos días, y su seleccionador, Bruce Arena, reconoce que es por "motivos de seguridad"

La delegación estadounidense cambiará su blindado hotel de cinco estrellas del centro de Hamburgo, por unos, aún más blindados, modestos apartamentos en una base militar aérea cerca de Mannheim. El cambio sólo durará dos noches con sus correspondientes días. El tiempo que los estadounidenses estén desplazados para jugar su partido contra Italia de mañana. "Las razones son de seguridad", explicó el entrenador del equipo, Bruce Arena. El seleccionador, sin embargo, encontró otros atractivos en su nuevo destino: "Va a ser una experiencia impresionante, tanto para los soldados como para nosotros".

Algunos miembros de la delegación aseguran que la decisión se tomó "hace una semana". Sin embargo, a la pregunta de porqué se ha tomado esa determinación, responden desmintiéndose: "Se decidió hace dos semanas". Al insistir sobre las causas, fuera cuando fuera tomada la decisión, los responsables americanos no están dispuestos a responder. "Ya estuvimos en una base en uno de los encuentros de preparación y fue una vivencia inolvidable", comenta Jim Moorhouse, el portavoz del grupo estadounidense.

Los militares no tendrán ninguna entrada para el próximo partido contra Italia

Las medidas de seguridad que rodean al equipo que dirige Arena y a todos los miembros de la expedición, incluidos los familiares de los jugadores, son extraordinarias. En su partido contra la República Checa, en Gelsenkirchen, las precauciones, ya de por sí muy numerosas en los demás choques, alcanzaron cotas sorprendentes. Cada espectador fue cacheado minuciosamente, en ocasiones hasta en dos puntos distintos y miembros de la policía militar patrullaron por todo el recinto con perros buscando explosivos. El autobús de la selección hace el mismo recorrido para ir a los estadios y, en ocasiones se cambian las horas y los lugares de los actos previstos de improviso.

Los soldados de la base americana tendrán "una feliz experiencia", en opinión de Moorhouse, pero lo que no tendrán es ninguna entrada para el partido. "Nos han solicitado cerca de 40.000 entradas directamente y miles de estadounidenses están en Alemania en busca de algún billete", explica el portavoz.

Eddie Jonson, el delantero que más inquietó a sus rivales en la derrota de los americanos por tres a cero contra la República Checa, parece que ya se ha introducido en el ambiente castrense de la base militar: "El partido contra Italia va a ser una guerra, como ir a la guerra: llevas el uniforme de un país, escuchas el himno de un país y el choque es de un país contra otro país".

Dos agentes de seguridad vigilan el entrenamiento de Estados Unidos ayer en Norderstedt.
Dos agentes de seguridad vigilan el entrenamiento de Estados Unidos ayer en Norderstedt.ASSOCIATED PRESS

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