Los favores del juez Martellino
La fiscalía de Nápoles acusa al presidente del Comité Federal de Apelación del fútbol italiano de ayudar al Juventus en sus sentencias
La corrupción en el calcio llega a lo más alto. La Fiscalía de Nápoles acusó ayer al juez Cesare Martellino, presidente del Comité Federal de Apelación de la Federación de Fútbol, de favorecer al Juventus con sus sentencias. El asunto resulta especialmente grave por el nivel institucional de Martellino, representante de Italia en Eurojust, el órgano de coordinación de las magistraturas europeas. Y porque el Comité Federal presidido por Martellino deberá decidir en cuestión de semanas las sanciones deportivas contra la Juve y las demás sociedades y dirigentes implicados en la manipulación sistemática de los campeonatos de Liga.
Parece difícil que el juez Martellino pueda favorecer esta vez al poderoso Juventus de la familia Agnelli. Guido Rossi, el zar nombrado por el Gobierno y el Comité Olímpico con la misión de hacer limpieza a fondo, anunció ayer que los miembros del Comité Federal de Apelación, incluido el propio Martellino, serían sustituidos de inmediato. El riesgo de la enésima cacicada quedó, en principio, conjurado. Sin la intervención de los fiscales napolitanos, que acusan a Martellino de abuso de cargo público (la misma acusación que pesa sobre el ex gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio), el presidente del Comité de Apelación podría haber mantenido al Juventus en Primera División y dar carpetazo al escándalo más grave en la historia del deporte mundial.
Las llamadas telefónicas prueban la complicidad del magistrado y Moggi, según la acusación
El asunto que condujo a los fiscales hasta Cesare Martellino fue una sentencia emitida el 13 de diciembre de 2004. Dos muchachos del Juventus juvenil, el uzbeko Ilias Zeytulaev y el ucranio Viktor Boudianski, acababan de desvincularse de la sociedad turinesa gracias a una decisión del Comité de Licencias de la Federcalcio y negociaban contratos con el Udinese. El Comité de Licencias había establecido que en 2001 los dos muchachos tenían 15 años y habían firmado un contrato por cinco temporadas con el Juventus, cosa contraria a los reglamentos de la FIFA, que fijan un máximo de tres años para los contratos juveniles. En 2004, por tanto, eran libres de fichar por quien quisieran.
Pero Luciano Moggi, por entonces aún omnipotente director general del Juventus y gran patrón del calcio, telefoneó a sus amigos en la Federcalcio para exigirles que Martellino y los otros jueces del Comité Federal anularan la decisión del Comité de Licencias. Por supuesto, las instrucciones de Moggi fueron cumplidas escrupulosamente. En una de las llamadas interceptadas a Lucianone Moggi, al día siguiente de la sentencia del Comité, el director general del Juventus se felicitó con Francesco Ghirelli, secretario de la Federcalcio, hoy acusado, como Moggi, de formar parte de una asociación criminal: "Los jugadores no son libres, ocúpate de Martellino, arréglate... ayer salió la sentencia... con toda la razón para el Juventus. ¡Ahora a esos dos (los futbolistas juveniles) les pongo un culo así! ¡Les hago pasar las fiestas en Turín limpiando váteres!".
Otras llamadas telefónicas no difundidas por el momento refuerzan, según los fiscales, la complicidad de Martellino con Moggi y la sumisión del alto tribunal futbolístico a la sociedad turinesa. El presidente del Génova, Enrico Preziosi, denunció el año pasado que el Comité de Apelación sufría "condicionamientos", pero sus palabras fueron interpretadas como una pataleta porque el Génova acababa de ser descendido de Segunda a Tercera por haber pagado para ganar un partido contra el Venecia. Aquellas acusaciones han sido recuperadas y reevaluadas. Y sigue esperándose la sentencia del Comité de Apelación, sea quien sea su nuevo presidente. Si por comprar un partido el Génova bajó una categoría, ¿cuánto deberá descender el Juventus por haber comprado docenas de partidos?
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