Las cosas de Luis y la cizaña de Cañizares

Hay situaciones que se repiten sistemáticamente en cada torneo. Uno de los clásicos de la selección española es el protagonismo que acostumbra a adquirir Cañizares antes del debut oficial del equipo. El grado del conflicto depende, sin embargo, de la otra parte, y en Alemania ha sido el seleccionador el que se ha cruzado con el portero del Valencia. Y pocas escenas son más difíciles de descifrar que un cara a cara entre Luis Aragonés y Cañete como el que emitió Cuatro el sábado por la noche durante el entrenamiento vespertino. Los dos discutieron, se intercambiaron una mirada desafiante, y al parecer hubo sus más y sus menos, una imagen que ante el tedio adquirió gran revuelo. Nada trascendente, según las dos partes, una broma.

El meta dijo que en Valencia practica con bolas de tenis y el técnico le invitó a coger una raqueta

¿Intentaba estimular el seleccionador al portero y le pedía más intensidad, le regañaba o simplemente fue un incidente irrelevante en una competición de máxima tensión? "Juro por mis hijos que no pasó nada y que todo fue una broma", proclamó Luis ayer por la mañana, camino del campo de entrenamiento, mientras Cañizares se remitía a la página web del Valencia en la que argumentaba: "Hablábamos de la preparación de los porteros, de cómo lo llevamos en Mestalla y bromeamos al respecto". Hay quien asegura que el guardameta comentó entonces que "se entrenaba con pelotas de tenis" y el seleccionador le respondió que en tal caso le convenía una raqueta, y no como se ha rumoreado que le instó a dejar la concentración en caso de que no le gustara cómo se preparaban los porteros.

Míchel Salgado intervino más tarde en la conferencia de prensa cuando fue requerido: "No sé de qué incidente me habláis. ¡Hay que conocer a Luis para entender lo que pudo pasar". Y ya se sabe que las cosas de Luis son inescrutables y valen para todo, para lo bueno y lo malo, porque la gracia o la socarronería se confunde a veces con la grosería o incluso el insulto, y no hay juez capaz de medirla a gusto de todos. Así ocurrió cuando se refirió a Henry malamente o despreció el ramo de flores que le ofrecieron las autoridades alemanes nada más llegar a Dortmund.

La prensa extranjera se las ha tenido tiesas con el seleccionador, que no ha encontrado consuelo en la hemeroteca de su país, en la que figuran como destacados sus rifi-rafe con Romario en el Valencia o Eto'o en el Mallorca. Ya se advirtió entonces que Luis utiliza la intimidación verbal y gestual para motivar a sus jugadores, y la mayoría le dio la razón, incluso el propio jugador camerunés. Habría ocurrido más o menos la misma historia con Cañizares, un portero que funciona excelentemente como titular y en cambio se le acusa de sembrar cizaña cuando es suplente.

La condición de campeón y guardameta menos goleado de la Liga no le valió para disputar la Europoca de Portugal 2004, y se quejó en un discurso que incomodó a Casillas. Tampoco pareció estar a gusto en el Mundial de Estados Unidos 94, cuando tuvo que regresar al banquillo en favor de Zubizarreta después de alinearse en el debut contra Corea por sanción del vasco. Clemente mantuvo igualmente a Zubizarreta en detrimento de Cañizares en Francia 98 después de la derrota contra Nigeria. No viajó al Mundial de Corea y Japón en 2002 porque se cortó un tendón del pie con un frasco de colonia en el baño. Y Camacho cambió mucho de porteros en la Eurocopa de Holanda tras una jugada fallida de Molina contra Noruega.

Cañizares, cuyo carácter recuerda a veces al de Buyo, ha repetido en el Mundial de Alemania con Luis, que le ha preferido como suplente a otros porteros como Palop y Valdés, pero tampoco le ha dado la titularidad. Que se sepa, el portero del Valencia no se ha quejado esta vez sino que ha sido Luis quien se ha metido en el lío. Y la personalidad de uno y otro, a veces vehemente y otras excéntrica, provocó un cortocircuito que se solucionó en una noche. Ayer había luz en Kamen.