"Mis chicos se han sorprendido por el cuidado césped europeo"

Su fijación eran los partidillos en las playas de Maceio, capital brasileña de Alagoas al nordeste de Brasil. Pero, ya en Costa Rica, siempre se preguntaba el porqué de las exigencias futbolísticas, el porqué la pizarra influía tanto en su rendimiento. Anotaba cuanto aprendía en sus libretas. Alexander Borges Guimarães (Brasil, 1959), Guima, tras una exitosa carrera futbolística en Costa Rica y defender la zamarra del país en 16 ocasiones, colgó las botas. No las libretas; es el seleccionador tico. Le espera Alemania en el partido inaugural.

Pregunta. ¿Por qué se marchó de Brasil a Costa Rica?

Respuesta. Porque a mí padre, que era médico de la Organización Panamericana de la Salud, le trasladaron por motivos laborales, para erradicar en lo posible la malaria.

P. ¿De dónde le viene esa devoción por el fútbol?

R. Supongo que me marcó el Mundial de 1970 y la primera vez que entré en Maracaná, en un partido Vasco-Fluminense, mi equipo favorito porque me gustaban sus colores.

P. ¿Por qué decidió entrenar?

R. Al perder el partido de octavos contra la República Checa en el Mundial de 1990, me di cuenta que no podía dejar el fútbol. Era mi vida. Ya había estudiado educación física de joven y, en mi época de jugador, siempre me gustó la lectura del juego.

P. Se necesita un aprendizaje.

R. Siempre iba con un libro bajo el brazo y viajé por Europa para observar detenidamente cómo entrenaban. Me quedo con el São Paulo de Telé Santana, el Ajax de Van Gaal, el Barça de Cruyff y de Rijkaard y el Milan de Sacchi.

P. ¿Qué opina de las instalaciones en Europa?

R. Los costarricenses saben que el fútbol es una oportunidad para que una persona pueda mejorar económicamente. Algunos de mis chicos se sorprendieron por las instalaciones. Yo creo que un césped tan cuidado sólo puede ser un estímulo para que juguemos lo mejor que sabemos.