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Reportaje:Alemania 2006 | El anfitrión arranca con polémica

La pantorrilla de Ballack, a debate

Alemania no cuenta hoy con su capitán, a quien algunos acusan de ocultar su lesión para disfrutar de un fin de semana

El capitán de la selección nacional alemana, el centrocampista Michael Ballack, no jugará hoy contra Costa Rica en Múnich el partido inaugural del Mundial de fútbol. La pantorrilla de Ballack mantiene en vilo a Alemania. Un endurecimiento de un músculo de la pantorrilla, según el diagnóstico de los médicos, impedirá a Ballack jugar hoy, sobre todo para evitar que la lesión degenere en una rotura de fibras que le dejaría fuera del Mundial. El centrocampista del Werder Bremen Borowski, que realizó un gran final de temporada en la Bundesliga y buenos partidos con la selección, ocupará en el centro del campo el puesto del capitán. El seleccionador Klinsmann aventuró que podría jugar Kehl, del Borussia Dortmund, pero ésta sería una variante defensiva inconcebible ante un rival de tan poca monta como Costa Rica.

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Para Ballack este Mundial empieza como concluyó el de 2002. En aquella ocasión el hoy capitán no pudo jugar la final por una tarjeta amarilla en semifinales. Ahora la culpa la tiene una pantorrilla, lesionada en el partido de preparación contra Colombia el pasado viernes. Los iniciados en los arcanos de la selección alemana aventuran un conflicto entre el seleccionador Jürgen Klinsmann y su capitán por culpa de la famosa pantorrilla. Según este rumor, Ballack no dijo nada de su lesión y se fue a disfrutar del fin de semana de asueto con su familia. El lunes, en Berlín, comunicó sus molestias y ya no pudo realizar ni un solo entrenamiento completo. Klinsmann, en la rueda de prensa de ayer en Berlín antes de salir hacia Múnich, declaró: "Ballack infravaloró su lesión. Cada uno conoce mejor que nadie su cuerpo. Él sabe mejor que nadie lo que le conviene. Ahora está sometido a un cuidado permanente". Añadió Klinsmann que el capitán tendrá que realizar el doble de entrenamientos que el resto de los seleccionados antes de volver al equipo titular. Ballack reaccionó molesto a las acusaciones que flotan en el ambiente: "Es casi una difamación lo que se dice y se publica sobre mí". Asegura Ballack que sintió por primera vez las molestias en la noche del domingo y que hace todo lo posible por recuperarse: "El Mundial es el mayor acontecimiento de mi carrera deportiva".

El diario Bild Zeitung publicó ayer que Ballack acudió a un curandero en Berlín para intentar mejorar de su lesión. El periódico informa, con todo lujo de detalles, de que el curandero bávaro Kurt Schweinberger, de 54 años, había instalado sus reales en una casa en Berlín en las cercanías del lujoso hotel donde residían los seleccionados alemanes. Publica Bild incluso una foto de Ballack al salir de la casa del curandero con una botella de la llamada agua milagrosa en la mano tras un tratamiento de casi dos horas. Al parecer no sólo Ballack es cliente del manosanta, sino también varios futbolistas alemanes que anteayer pasaron por su consulta a recoger el agua milagrosa. En esa lista figuran el centrocampista Schneider y el portero Lehmann y también son clientes Frings, Klose, Huth y Borowski, el posible sustituto hoy de Ballack.

Esta peregrinación en busca de quien Bild llama "gurú" no parece irritar demasiado a la Federación Alemana de Fútbol. El gerente de la selección, el ex jugador Oliver Bierhoff, declaró: "Estamos informados. Nosotros no pagaremos esas consultas. Es una cuestión privada de los jugadores que no prohibiremos porque acuden a esas citas en su tiempo libre".

Los métodos del curandero consisten en medir con electrodos las oscilaciones del cuerpo para después "transformar en positiva la energía negativa". Con los electrodos se trata el agua que debe devolver el equilibrio al cuerpo. Un redactor de Bild asegura que el curandero solucionó sus problemas tras una operación de hernia. Después de beber el agua milagrosa, asegura el periodista Kai Traemann, "tuve la sensación de estar más despierto y que el cuerpo y el alma revivían. Me iba mejor y los dolores de la hernia desaparecieron". A una pregunta sobre el tema del curandero, el seleccionador Klinsmann respondió: "No sé, no conozco lo que hizo Ballack, si se trata de buscar un segundo diagnóstico. Para nosotros sólo cuenta la opinión del médico oficial, pero si los jugadores quieren tratarse fuera pueden hacerlo".

La pantorrilla de Ballack inquieta hasta el punto de que al menos en dos programas de televisión ayer se pedía la opinión de los telespectadores para un sondeo. El canal público Phoenix preguntaba: "¿Nos costará la pantorrilla de Ballack el Mundial?". La pregunta del canal de noticias N24 era: "Sin Ballack, ¿ganaremos a Costa Rica?". En realidad, la duda ofende. Costa Rica no puede ser más que un aperitivo para los actuales subcampeones mundiales, la selección que jugó siete finales, tantas como Brasil. Lo que se debate en Alemania es sólo la cantidad de goles que encajarán los ticos. El ex internacional alemán que más partidos jugó con la selección, Lothar Matthäus, escribe esta semana en su columna en la revista Sport Bild que espera un 5-0 ó un 6-0. Klinsmann asegura que toman muy en serio al rival de hoy y recuerda que "fueron tres veces campeones de la Concacaf y ganaron 3-0 a Estados Unidos, tienen un entrenador minucioso, juegan ante un público gigantesco y es su momento histórico. Deseamos una victoria, pero esto exige un fuerte trabajo".

Michael Ballack, a su llegada a Múnich.
Michael Ballack, a su llegada a Múnich.REUTERS

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