Nadal busca más concentración
El español, semifinalista tras superar a Djokovic, que abandonó con problemas en la espalda
Ocurre tan pocas veces que, cuando sucede, todos toman nota porque es un motivo de preocupación. No es habitual ver a Rafael Nadal bajando la guardia y atravesando un lapsus de concentración. Sin embargo, en Roland Garros le ha ocurrido dos veces. La primera fue en la segunda manga de su partido de la tercera ronda contra el francés Paul-Henri Mathieu. La perdió. La segunda se produjo ayer, cuando el serbio Novak Djokovic le remontó un 0-3 tras pedir asistencia médica y llegó a colocarse con 4-3. Esta vez ganó el set. Su partido concluyó con el abandono de su rival, de 19 años, cuando perdía por 6-4 y 6-4, tras una hora y 54 minutos, por problemas en la espalda. Nadal ganó su 58º partido consecutivo en tierra batida y entró en las semifinales. Su adversario en ellas será el croata Ivan Ljubicic, que derrotó al francés Julien Beneteau por 6-2, 6-2 y 6-3.
"Parece que esta semana me toca eso", confesó el propio Nadal cuando se le preguntó sobre su pérdida de concentración. "Me ha ocurrido algunas veces en estos últimos días, pero confío en que no me suceda más", concluyó. Contra Mathieu, tanto él como su tío Toni acordaron que podía ser debido al sobreesfuerzo físico que había acumulado en sus partidos en París. Hasta ayer era el jugador que más horas había invertido para alcanzar los cuartos de final: 12 horas y 15 minutos. Sin embargo, ayer había tenido tiempo para recuperarse y el partido tampoco estaba siendo realmente duro. "No", afirmó Nadal; "físicamente, no me sentía nada cansado. Seguro que para el viernes -cuando se disputarán las semifinales- estaré muy bien. Eso no va a ser un problema".
El problema de concentración se produjo esta vez a partir del momento en que Djokovic pidió asistencia médica porque comenzaba a acusar fuertes dolores en la espalda, los que, teóricamente, le impedían sacar con toda la fuerza y flexionar bien para conectar sus potentes golpes desde el fondo. Lo cierto es que nada de eso se notó cuando regresó a la pista porque aprovechó la bajada de guardia de Nadal para romperle dos veces el saque y remontarle hasta el 4-3, momento en el que el mallorquín puso de nuevo la directa hasta anotarse la segunda manga.
Después, sorprendiendo a propios y extraños, Djokovic sacó tres veces y con 15-30 decidió que había suficiente. "No sacaba al ciento por ciento y apenas podía correr a por las bolas. Lo intenté, pero en aquel momento pensé que no valía la pena seguir porque aquello podía perjudicarme más aún la espalda. Creo que tomé la mejor decisión", indicó. No le pareció lo mismo a Nadal, que habría preferido marcharse al vestuario tras ganarle en los tres sets.
Porque, tal y como se había estado desarrollando el partido, estaba claro que a Djokovic le falta todavía experiencia y continuidad para plantar cara a Nadal. Aunque apunta maneras para estar entre los cinco mejores en los próximos años, el serbio juega en algunos momentos todavía como un júnior y le cuesta elegir los mejores golpes para cada situación. Ayer, no obstante, afrontó al mejor jugador en tierra batida y se encontró con que el efecto de Nadal le obligaba a pegar la bola medio metro más alta que habitualmente. Djokovic prefirió eso y perder velocidad a ceder terreno y pegarla ya en su caída. "Para un atacante como él, hacer eso habría sido la muerte", comentó Emilio Sánchez Vicario, capitán del equipo español de la Copa Davis.
A Nadal haber invertido tan poco tiempo en entrar en las semifinales le vino bien para afrontar en mejores condiciones los próximos partidos. Ljubicic, cuarto del mundo y que nunca había llegado a unas semifinales de un grand slam, es un rival bastante similar a Djokovic, pero con mucha más experiencia. "Voy a subir constantemente a la red y a presionarle en todo momento", comentó el croata, de 27 años; "y, si tengo la oportunidad de romper la racha de Nadal, no haré como Federer en Roma. Voy a cogerla, seguro".
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