ETA se repliega en Francia pero mantiene activas sus estructuras operativas
Expertos franceses creen que la banda necesita estar activa por su propia supervivencia
La furgoneta Berlingo que conducía Zigor Merodio el jueves, al ser detenido armado con una pistola, tenía en su interior las herramientas precisas para robar coches. Este dato es para los investigadores un indicio más que abunda en su convicción de que la estructura de la banda, que opera clandestinamente en suelo francés, se mantiene activa -"igual que antes", aseguran- pese a no tener en estos momentos objetivos operativos concretos por encontrarse oficialmente en la fase de alto el fuego.
Aunque dos meses es poco tiempo para constatar de qué modo ha repercutido el alto el fuego en el interior de la organización y en los distintos aparatos que están instalados en Francia, lo cierto es que, si se ha producido algún cambio, éste no es perceptible. Los expertos franceses consultados están convencidos de que no hay parón dentro de la estructura militar de la banda, pese a que la inactividad externa pueda inducir a creer que se encamina al desarme.
Los constantes desplazamientos detectados de los militantes de ETA en Francia reflejan esta continuidad de la organización militar, cuya naturaleza de absoluta clandestinidad le obliga a estar activa aunque sólo sea para su mantenimiento y por su propia supervivencia. Según estas fuentes, en las dos treguas precedentes (conversaciones de Argel, 1989, y Lizarra, 1998), el aparato militar no se quedó dormido. En la segunda, incluso aprovechó el cese de atentados para reestructurarse y lanzar una sangrienta campaña de atentados tras fracasar Lizarra. "Incluso si hacen una tregua decididos a dejar las armas, tienen que seguir así hasta que se tome la decisión definitiva" afirma una fuente. Y añade: "Nadie en la organización va a decir: 'Ahora paramos totalmente y esperamos a ver qué pasa".
Más bien al contrario, los responsables del aparato militar de ETA han sido en esta ocasión precavidos. En los meses previos al anuncio del alto el fuego perpetraron las tres grandes operaciones de abastecimiento interno: los robos de 5.300 kilos de sustancias químicas para preparar explosivos y que, al estar en polvo, no caducan, como la dinamita u otros explosivos plásticos; de una gran cantidad de papel de seguridad para pasaportes y documentos de identidad internacionales, así como de sofisticado material de impresión digital: y de dos troqueladoras y 30.000 placas vírgenes para falsificar matrículas. "Con lo que han robado pueden estar activos por lo menos 10 años", dice un experto.
La abundancia del acopio de matrículas y papel hace sospechar a los servicios antiterroristas de que no está destinado sólo para consumo propio. Piensan que el material para fabricar pasaportes y documentos de identidad puede ser un valioso recurso para intercambiarlo por armas o dinero, del que la banda está necesitada. Sus operaciones detectadas en el mercado negro o con mafias de los países del Este o de los Balcanes sugieren esta posibilidad.
La clandestinidad obliga también a ETA a robar constantemente coches. La mayoría de ellos, furgonetas ligeras, Kangoo y Berlingo, porque se encuentra en constante traslado. "El aparato logístico se pasa el tiempo en la carretera. En ir de una casa a otra para llevar material a un grupo, para esconderlo en un zulo o para recoger material comprado y ocultarlo en otra casa". También se ha detectado un cierto repliegue de activistas, concentrados anteriormente en el suroeste de Francia, con centro en Toulouse, hacia el norte, por encima de Burdeos y Limoges.
En opinión de los expertos franceses, a excepción del paso de comandos, los distintos aparatos de ETA siguen operando en Francia como antes del alto el fuego. Por eso la policía y los jueces galos siguen trabajando como siempre.
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