Los Heat de Riley, Wade y Shaq enamoran
Miami se clasifica para su primera final absoluta al imponerse a Detroit, vigente subcampeón, en el duelo de la Conferencia Este
Los Heat de Miami, en sus 18 años de historia, jugarán la primera final de la Liga de baloncesto norteamericana (NBA) tras vencer en el sexto y definitivo encuentro de la correspondiente a la Conferencia Este a los Pistons de Detroit, los vigentes subcampeones absolutos, por 95-78.
Al contrario de lo que ha sido habitual durante las dos últimas temporadas, Dwyane Wade no fue fundamental en la última victoria de los Heat. Hace tan solo un año, en un escenario casi idéntico -el séptimo encuentro de la final oriental, en Miami y contra los mismos Pistons-, falló en los últimos tres minutos y fue la franquicia de Michigan la que disputó el duelo supremo, ganado por los Spurs de San Antonio.
Los veteranos Walker, Peyton, Williams y Mourning brillaron con luz propia
Wade se rebeló contra una gripe que casi le deja fuera y protagonizó la segunda parte
Era ya una costumbre entender que las posibilidades de los Heat pasaban por lo que hiciera Wade, uno de esos genios del baloncesto que, además, tiene la capacidad de hacer mejor a los que le rodean y de ser un excelente defensor. Sin embargo, el chico de Chicago, de 24 años, cogió la gripe fuera de la época de la enfermedad, no pegó ojo la noche anterior al partido, no abandonó el hospital hasta las cuatro de la tarde y a la ocho estaba vestido de corto para la que sería la cita más importante de su carrera.
Su presencia, que estuvo puesta en duda hasta que apareció trotando por el túnel de vestuarios del American Airlines Arena, pasará a formar parte de la mitología del deporte norteamericano como lo fue la del pívot Willis Reed, de los Knicks de Nueva York, en el séptimo lance de la final de 1970 a pesar de estar gravemente lesionado. Además, los 10 puntos que Wade anotó en el tercer cuarto, estando deshidratado y fuera de sí, solo se asemejan a la histórica actuación de Michael Jordan en el quinto de la final de 1997, en Utah, cuando con 40 grados de fiebre metió 38 puntos en 45 minutos. Del techo del pabellón de Miami cuelga la camiseta número 23 de Jordan. Pat Riley la mando poner hace seis años para que ningún jugador de los Heat pudiera vestir un número que considera sagrado. Algún día estará también colgada la del número 3.
Si la segunda parte la protagonizó Wade, la primera fue de Shaquille O'Neal, la principal figura del encuentro, la vacuna a la gripe de Wade, que alcanza su quinta final de la NBA con su tercer equipo después de que lo hiciera con los Magic de Orlando y los Lakers de Los Angeles. Shaq volvió a ser un rodillo para Ben y Rasheed Wallace, marcó el ritmo en el ataque y fue una muralla en la defensa. Al final, acabó con 28 puntos, 16 rebotes y cinco tapones.
Pero estos play-offs no sólo fueron los de Wade y Shaq. Fue un bonito homenaje a Pat Riley, el entrenador de Showtime que dirigirá su novena final con su tercer equipo. Muchos palos recibió durante la temporada regular por culpa de un experimento que podía explotarle en las narices en cualquier momento. Pero en la post, en la que era habitual ver flaquear a los Heat y en la que habían alcanzado la final de conferencia en 2005 y 1997, cuando perdieron frente a los Bulls de Jordan, un grupo de jugadores que sacrificaron dinero, su posición y el balón por conseguir un anillo dieron la razón a Riley. Si no fuera por estos veteranos, los Heat estarían en un avión camino de Detrot. Antoine Walker (11 puntos y cuatro rebotes), que vino para demostrar que podía formar parte de un equipo ganador; Gary Peyton (6 puntos), que lo intentó en Los Ángeles y está de vuelta en la final con su tercer equipo; Jason Williams (21 puntos y seis asistencias), que jugó el mejor partido del curso, y Alonzo Mourning, que un día llego a ser el jugador franquicia en Miami y que regresó a su casa cobrando el sueldo mínimo tras una grave enfermedad que le costó un trasplante de riñón para convertirse en el mejor pívot suplente de la Liga. Cuando comenzaron a surgir alternativas a Wade y Shaq, los Heat pasaron a tener demasiadas armas para el equipo contrario.
Durante la temporada regular los Heat ganaron dos partidos y perdieron 12 frente a los cuadros que terminarían como líderes de su división. En los play-offs ganaron diez de sus últimos 13 partidos, dejando en la cuneta a unos Pistons que construyeron una pequeña dinastía en la Conferencia Este. Con un quinteto que se recordará de memoria durante mucho tiempo, los Pistons fueron simplemente peores en cada aspecto del juego que el mejor conjunto que ha visto nunca la ciudad de Miami.
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