Generalizaciones
El artículo Vente a España, esto es el paraíso, la policía ni te toca, que fue publicado el domingo 28 de mayo, responde al tópico de los atracos armados de chalés en Cataluña. Aunque menciona delincuentes procedentes de algunas zonas de los Balcanes, se refiere a la última ampliación de la UE. Observo que esto sucede por la incapacidad general de distinguir los países que hace décadas estaban detrás del telón de acero.
La designación de la Europa del Este es una identificación que no le favorece a ningún país. Para muchas personas en España, la Europa del Este es un sinónimo de pobreza, criminalidad y de otros problemas.
Por parte de los medios de comunicación españoles, hubiese esperado un mayor esfuerzo para informar con objetividad sobre los países que hasta el año 1989 fueron incorporados de forma forzada a la ex Unión Soviética o avasallados por la misma, en algunos casos, a costa de una ocupación militar (como en mi país después de la fallida Primavera de Praga en 1968). Pensé que los medios de comunicación tuvieron tiempo suficiente para informar a la ciudadanía de que aquello a lo que, gracias a la propaganda de los tiempos de la guerra fría, veían como una homogénea masa gris detrás del telón de acero es, en realidad, una variada mezcla de diferentes países con diversos niveles de desarrollo tanto económico como social, con su historia, su cultura y sus tradiciones. Al igual que Portugal es diferente de Dinamarca, lo es Albania de Polonia. Desgraciadamente, hay pocos periodistas que escriben sobre esa parte de Europa con tanto conocimiento como, por ejemplo, Hermann Tertsch en las páginas de su periódico.
El hecho de que los medios de comunicación españoles metan en el mismo saco a los países centroeuropeos, bálticos, balcánicos y los de Europa oriental conduce a generalizar sobre los problemas de algunos países o regiones de la zona poscomunista. Y eso concierne, incluso, al problema de la criminalidad. En el mismo se quedan involucrados también aquellos países que, igual que España, deben defenderse de una amenaza grave desatada por el crimen organizado de bandas extranjeras procedentes de otros países. De este modo, si los periodistas españoles escriben sobre la criminalidad u otros problemas de la Europa del Este, crean una imagen totalmente incierta de muchos de estos países, y no sólo no quitan los prejuicios de las personas sobre los nuevos miembros de la Unión Europea, sino que además los refuerzan.
El triste resultado de lo mencionado es el comportamiento xenófobo de ciertas personas que sienten incluso algunos de mis colegas de la embajada y mi familia.
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