El Tau da el primer golpe

Las cosas estaban claras de antemano y nadie faltó en el guión. Se esperaba que Navarro tirase de su arsenal habitual, mitad bomba, mitad inteligencia. Y se esperaba también que el Tau impusiera su juego interior porque a veces la envergadura es más importante que la altura. No basta con ser grande, sino que merece la pena ser rápido. Y en eso el Tau gana con claridad. Sobre todo, si ante los problemas de Scola con las personales, que descentraron su buen inicio de partido y le llevaron al banco a mitad del primer cuarto, aparece el húngaro David y se muestra sobrado. En el primer cuarto, el pívot del Tau consiguió 14 puntos, dio pases de espaldas, defendió con agresividad y tuvo una presencia descomunal en la bombilla y en el juego en general. Puede decirse que David rompió el partido en su inicio, un asunto singular cuando se plantea un choque de trenes.

Sólo Navarro aguantó al Barcelona en un ejemplo de buen baloncesto, variado, inteligente, rompiendo la agresiva defensa del Tau. Pero el partido lo había marcado David, señalando el territorio y demostrando al conjunto azulgrana su inferioridad bajo el aro. A partir de entonces el conjunto de Ivanovic interiorizó que sus opciones pasaban por tirar de ingenio, es decir, de actitud individual, de triples, de aquella manera con la que doblegaron al Real Madrid en el último partido. Pero el Tau había crecido al impulso de David. Jacobsen, tildado de férreo defensor, sacó sus mejores argumentos y a su postura defensiva añadió capacidad de definición y un cierto liderazgo en el ataque. A él se sumó Hansen, con sus habituales triples y la capacidad de definición a media y larga distancia que le ha traído de Estado Unidos a Vitoria. Es decir el Tau, a pesar de la baja de Prigioni, había conseguido funcionar como el equipo que siempre ha sido, sin muchas fisuras y sumando argumentos. Al término del segundo cuarto, el Tau había conseguido escaparse por 14 puntos, sumiendo al Barça en un mar de dudas. Sólo Navarro daba señales de vida, con escasas aportaciones de Kakiouzis, irregular, y el resto demasiado apagado, muy por debajo de lo que exige una semifinal de este nivel.

El Tau, crecido por el juego de conjunto -nadie desentonó en el parqué aunque algunos se permitieran licencias excesivas-, fue sumando ventajas, dominando el aro y añadiendo el juego exterior. Todo permitió olvidar la baja de Prigioni, bien sustituido rotativamente por el joven Ukic y el turco Erdogan. Perasovic movió el banquillo, mientras el Barça se desinflaba. Sólo se rehizo en el tercer cuarto aunque el dominio no le permitió sobreponerse a los 10 puntos de diferencia. El último cuarto sobró. El dominio de los pívots del Tau fue tan evidente que enciende las alarmas en el Barça y tranquiliza al Baskonia.