La estación de Castellón se encharca una vez más
Las tormentas volvieron a dejar patentes las deficiencias de la estación de ferrocarril de Castellón. En cuanto la lluvia se prolongó durante un tiempo, las goteras comenzaron a aparecer en la estación y los servicios de limpieza hubieron de afanarse en la recogida de agua y la desaparición de los charcos.
Desde que se inauguraron las instalaciones, las filtraciones de agua han sido una constante en las dependencias de Renfe. Poco después de ponerse en marcha el tan reivindicado desvío del ferrocarril y, en consecuencia, la nueva estación, las goteras evidenciaron las deficiencias en la construcción. Así, las filtraciones afectan directamente al edificio por el que los pasajeros acceden a los andenes y, en días como ayer, han de sortear, en el vestíbulo, los charcos que provocan las goteras. En cualquier caso, la cantidad de agua no provocó ninguna incidencia más ni retrasos por esta causa. Pese a los continuos problemas que causa la lluvia, el Ministerio de Fomento, de quien dependen estas dependencias, aseguró en 2003 haber solucionado el problema de las juntas de dilatación del edificio, por donde se producen las filtraciones. Incluso, el entonces ministro, Francisco Álvarez Cascos, del PP, se permitió utilizar la ironía cuando los diputados socialistas preguntaron por el departamento responsable de las goteras después de que el ministro dijera que él no era "ni fontanero ni albañil". Todo ello después de que, un mes después de que se inaugurara la estación en plena campaña electoral, las lluvias provocaron una inundación que, entonces sí, afectó al tráfico ferroviario del corredor mediterráneo y perjudicó a unos 7.500 viajeros. Después de eso, Fomento anunció la inversión de más de 3 millones de euros en el túnel de la estación ferroviaria, con el fin de que no volviera a repetirse la inundación. Pese a ello, los problemas continúan en el edificio.
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