La inversión de fases anteriores supera el 30% de lo presupuestado
La Ley de Barrios fue la primera que se aprobó una vez formado el tripartito. Y ha sido, en cierta medida, una niña mimada porque era simbólica: estaba destinada a revitalizar los núcleos residenciales donde se concentraba la población más pobre de Cataluña. Y la izquierda tiene, como emblema, su preocupación por reducir las desigualdades impulsando, precisamente, la mejora de vida de quienes menos tienen. Era una ley voluntariosa y voluntarista: 600 millones en cuatro años. Tras los disturbios de Francia, ha recordado el consejero Nadal, la UE promovió 50 millones para ayudar a los barrios con problemas. Sólo en Cataluña, el tripartito ha movilizado 12 veces más, la mitad aportada por el Gobierno catalán y la otra mitad por los municipios. El objetivo está conseguido, pero quedan cosas por hacer. Incluidas las que se han aprobado.
Ritmos distintos
¿Cómo están las cosas? ¿Hay algo más que propaganda en estas ayudas? Las preguntas han tenido que oírlas repetidamente los responsables de planificación. Pero no se inmutan. Oriol Nel.lo ha visitado todos y cada uno de los núcleos que han recibido ayudas. Y esta misma semana será él quien reciba las certificaciones de obras que sirvan para realizar los pagos.
"El grado de realización es diferente", explica. "Hay municipios que van muy adelantados y otros que llevan más retraso". La media, sin embargo, se sitúa entre el 30% y el 40% para las ayudas de la primera convocatoria, y un poco por debajo en los de la segunda.
Los barrios que llevan los trabajos más adelantados son,según Nel.lo, el de Santa Catarina y Sant Pere, en Barcelona, y el de la Torrassa, en L'Hospitalet del Llobregat. Todos ellos superan el 40% de lo previsto, sin contar con que han logrado movilizar, de forma paralela y no cuantificada, ayudas privadas para rehabilitación que posiblemente superen las públicas. Ése era otro de los objetivos.
En tercer lugar en cuanto a trabajo adelantado se sitúa otro barrio barcelonés, el de Roquetes. Y a continuación viene Manlleu, donde las obras han experimentado también notables progresos.
Una explicación para los diversos ritmos es la situación de la tesorería de los ayuntamientos. Los mayores estaban ya decididos a revitalizar esas zonas y con frecuencia podían embarcarse solos en el proyecto, aunque quizá de forma menos ambiciosa. Los más pequeños, generalmente también los más pobres, no se han atrevido a iniciar los trámites hasta que el Gobierno catalán ha aprobado las ayudas. Lo contrario hubiera podido poner en peligro sus finanzas.
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