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Reportaje:

Huérfano por omisión

Marc L. C., 35 años, funcionario municipal, está acusado de dejar morir de hambre a su madre

"¿Ahora que harás?". Marc L. C., 35 años, se encogió de hombros, como no sabiendo qué responder. Luego, con un rostro aparentemente inexpresivo, continuó al frente del cortejo fúnebre, sin ser consciente de que horas más tarde sería arrestado por la policía y acusado por el juez de un delito de omisión de asistencia, supuestamente cometido al haber dejado morir de inanición a su madre, una ex estrella del porno barcelonés que al fallecer apenas sobrepasaba una treintena de kilos de peso. Aunque se encuentra en libertad provisional, nadie le ha visto regresar a Ciutat Vella, el barrio de Barcelona en el que vivía con su madre y su abuela, de 92 años.

Marc L. C. está condenado a volver a empezar de cero, auguran los vecinos de la calle de Ramalleres, en pleno casco antiguo, con un deje de misericordia, mientras aseguran que este hombre, permanentemente anclado en la adolescencia, constituye el eslabón más débil y frágil de la tragedia familiar. María del Carmen L., de 55 años, su madre fallecida, sepultada por el alcohol y los antidepresivos, incapaz de comer, había agonizado en el sofá de su casa rodeada de inmundicia. La abuela, de 92, incapaz de valerse por sí misma, ha encontrado refugio en un centro asistencial.

El drama familiar amenaza con sepultar su carrera política en el campo nacionalista

"No quería comer. Algunas veces, mientras veía cómo irremediablemente perdía peso, insistía en que comiera. Le llegué incluso a prometer que si lo hacía le daría una botella de cerveza", dicen los vecinos que repetía sin cesar Marc L. C. como tratando de justificarse por algo que no había hecho: reclamar la incapacidad de su madre para poderla internar en un centro asistencial.

La tragedia familiar no impedirá, sin embargo, que Marc L. C. continúe levantándose puntualmente con la llegada del alba para trasladarse al Ayuntamiento de Cornellà, donde hace tres años ganó por concurso-oposición una plaza de auxiliar administrativo. Aseguran que el resultado de aquel examen puso en evidencia una inteligencia y una capacidad intelectual muy superior a la media, que se contradecía con el aspecto enfermizo y asustadizo que le ha venido caracterizando siempre.

En la biografía precoz de este aprendiz aventajado de funcionario de un municipio del cinturón rojo de Barcelona destaca su paso por la Universidad de Barcelona, donde estudió Económicas en la especialidad de Administración de Empresas, al tiempo que militaba en el ala más radical y combatiente del sindicalismo nacionalista catalán, en la Coordinadora d'Estudiants dels Països Catalans. En nombre de esta organización se presentó en el 2001 a las elecciones por el Consejo de Estudiantes.

En aquella época, Marc L. C. se había ganado ya un cierto prestigio en los círculos catalanistas, gracias a su militancia en Esquerra Republicana de Cataluña. Su participación en los ámbitos nacionalistas no había pasado desapercibida a la cúpula del partido. En septiembre de 1999, su nombre fue incluido en las listas para diputado del Parlamento catalán por la circunscripción de Barcelona, aunque en un discreto número 77, a tan sólo ocho puestos del furgón de cola.

Las huellas de la militancia nacionalista radical catalana de Marc L. C. permanecen imborrables en las largas listas de adhesiones, movilizaciones y campañas de apoyo de las más diversas causas. En septiembre del 2002 firma un manifiesto de apoyo a la utilización de los símbolos correctos de Barcelona. Tres años más tarde rubrica con su nombre una proclama en contra de la Constitución Europea. No fue un acto solitario, otros 1.390 notables ciudadanos suscribieron el mismo documento. Su nombre aparece también las listas apoyando las selecciones deportivas catalanas o las que propugnaban el dominio Cat (de Cataluña) para las direcciones y usuarios de Internet.

"No tiene futuro político", mantienen sus compañeros nacionalistas, refiriéndose a la trayectoria de Marc L. C. Ha quedado apeado de la campaña por el no al Estatuto que su partido, Esquerra Republicana, prepara. Algunos incluso le pronostican un discreto y estratégico ostracismo. Un cerco de silencio trata de proteger al que fue en otros tiempos un activo y prometedor militante. Difícilmente volverá a ser un hombre de acción.

Vivienda en la que residía Marc L. C. con su madre y su abuela.
Vivienda en la que residía Marc L. C. con su madre y su abuela.JOAN SÁNCHEZ

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