Ocho años después, la misma miseria
Fuentes no es el primer médico de ciclistas que duerme en prisión por asuntos de dopaje
La historia del dopaje en el ciclismo tiene una fecha y un lugar claves, julio de 1998, Tour de Francia.
Hasta entonces y desde finales de los años 80, los años en que la EPO sintética entró en el pelotón, los asuntos de dopaje ocupaban una parte más de la estructura y de los presupuestos de los equipos, y de las tareas de los médicos, cuidadosos dispensadores de productos y métodos para aumentar el rendimiento, prohibidos o no. A partir de aquel Tour, del Tour conocido desde entonces como el del caso Festina, sin embargo, cambiaron las costumbres: para eludir las investigaciones policiales -habituales desde entonces en Francia, Italia y Bélgica- y para evitar que cualquier escándalo manchara el buen nombre del patrocinador, los equipos deslocalizaron el sector dopaje, dieron libertad a sus corredores para que buscaran médicos en el mercado y se desentendieron de cualquier problema que pudiera acaecerles.
El médico, un masajista y el director del Festina pasaron en 1998 varias semanas en prisión
Un hallazgo en Zurbano 92, en el despacho de Eufemiano Fuentes, ha puesto, sin embargo, un pequeño asterisco de excepción a la generalización de esa forma de funcionamiento. Entre los papeles del médico canario, la Guardia Civil encontró un estadillo con todos los corredores del Liberty Seguros, el equipo dirigido por Manolo Saiz. En él figuran datos antropométricos, fisiológicos y analíticos de los ciclistas -los habituales que un médico de un equipo lleva-, a los que se añadía, en el caso de algunos corredores, otras anotaciones supuestamente correspondientes a dosificaciones y programaciones de uso de sustancias prohibidas y métodos de dopaje. Con este hallazgo, los investigadores han llegado a la conclusión de que la preparación y el control médico del equipo de Saiz correspondía en realidad a Eufemiano Fuentes, quien también se ocuparía de los tratamientos dopantes de algunos de sus corredores, más o menos lo mismo, aunque a menor escala, que lo que ocurría en el Festina, y en la mayoría de los equipos, hasta 1998.
Los paralelismos entre el caso Festina y el caso actual, que más que llamar caso Liberty habría que llamar caso Eufemiano, ya que los tratamientos del experto canario no se limitaban al equipo de Saiz sino que se extendían por la buena parte de los grandes conjuntos del pelotón mundial, no se acaba ahí. La gran noticia que llegó al ciclismo con el caso del equipo francés fue que no había impunidad, que ni médicos, ni corredores, ni directores, ni masajistas, podían considerarse libres de acabar en la cárcel por sus prácticas. La investigación iniciada a raíz de la detención del masajista Willy Voet en la frontera franco-belga con el coche cargado de EPO, acabó con el médico del equipo, el belga Eric Rijckaert, pasando tres meses en la cárcel, medida preventiva de la que tampoco se libraron Bruno Roussel, director del equipo, en prisión durante dos semanas de aquel verano, y Willy Voet, 11 días. Todos ellos fueron juzgados en octubre de 2000 por el tribunal de Lille y condenados en diciembre del mismo año a penas que no supusieron su ingreso en prisión: Roussel, a un año, y Voet, a diez meses. Rijckaert, el médico, murió antes de que se dictara sentencia.
Aquel mismo julio del 98 también sufrió pena de prisión preventiva el médico ruso del equipo TVM Andréi Mijailov después de que la policía francesa interceptara un camión del equipo con 104 jeringas de EPO.
En el caso Eufemiano, sólo este médico ha pasado unas horas en prisión, medida preventiva que eludió al pagar antes la fianza el hematólogo José Luis Merino Batres, y que no consideró necesaria el juez para José Ignacio Labarta, Alberto León y Manolo Saiz, los otros tres arrestados en la Operación Puerto. La gran diferencia con Francia 98 es que en el país vecino a los miembros del Festina se les aplicó la Ley Antidopaje, una norma penal que en España está en trámite parlamentario.
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