Te da alas
En el programa Ticket (La Sexta), Javier Álvarez tiene una sección en la que habla de música. Álvarez pertenece a una época en la que el elemento biográfico más importante era haber tocado en el metro. Eso daba el mismo prestigio que le otorga a un novelista haber sido portero nocturno en un hotel parisiense. Ahora, en cambio, lo que marca la diferencia es haber empezado en Internet, que se considera el colmo de la independencia y la iniciativa. Todo el eco que está teniendo el Opá, voy a hacé un corrá, de El Koala, insiste en recordarnos su origen internáutico. La canción incluso sirve para promocionar el Mundial en La Sexta, una idea que demuestra agilidad y buen olfato oportunista.
Los anuncios y promociones contienen pequeños tesoros musicales (una de las artistas que será descubierta próximamente por la publicidad: Natalia Lafourcade). A veces, el producto no está a la altura de su banda sonora y se producen contradicciones pedagógicas (Bob Dylan y una caja de ahorros, The Beatles y una compañía eléctrica). El martes, en una entrevista que le hizo Xavier Graset (Catalunya Ràdio) con motivo de la publicación de su disco Las malas lenguas, Santiago Auserón dijo: "Hoy, la única manera de escuchar buena música en televisión es ver los anuncios". Tiene razón: no abundan los espacios musicales.
La información deportiva anda revuelta con la presunta red de toxicomanías sobre ruedas. Los informativos tratan la cuestión haciendo equilibrios entre el sensacionalismo, la presunción de inocencia y la hipocresía que supone pretender que uno puede subir todas esas montañas sólo con Actimel. Hace cinco años, el que fue director deportivo del Festina, Bruno Roussel, escribió un libro (Tour de vices) en el que acusaba a los médicos de "facilitar el uso de productos prohibidos, todo lo que creaba el círculo vicioso consumo-transgresión-negocio". Abandonados a una dependencia competitiva, los ciclistas no han tenido la suerte que tienen los que salen en televisión, que no deben someterse a ningún control de dopaje. Afortunadamente.
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