Italia importa árbitros
La próxima Liga será dirigida por colegiados extranjeros ante la descalificación de los nacionales por el escándalo de los amaños
La próxima Liga italiana será dirigida por colegiados extranjeros. El nuevo zar del calcio, Guido Rossi, prepara un plan de importación de árbitros para compensar la previsible descalificación de un buen número de trencillas nacionales a causa del escándalo de las competiciones trucadas a favor del Juventus y de las sociedades de su órbita. La idea prevé mezclar a unos cuantos de reconocido prestigio procedentes de Alemania, España y el Reino Unido, entre otros países, con jóvenes procedentes de la Serie B (la Segunda División) para renovar por completo el plantel arbitral de la Serie A (la Primera).
Adriano Galliani, presidente de la Liga y vicepresidente del Milan, se mostró de acuerdo con Rossi y se declaró "favorable a un intercambio de árbitros con federaciones extranjeras". A diferencia de su patrón, Silvio Berlusconi, Galliani prefirió no hacer comentarios sobre el nombramiento del ex fiscal Francesco Borrelli como investigador supremo del extraordinario caso de corrupción deportiva descubierto gracias a la intervención de los teléfonos del director general del Juventus, Luciano Moggi. Borrelli fue el fiscal jefe de Manos Limpias y Berlusconi le guarda un odio eterno. "No tengo opinión sobre Borrelli. Y, si la tengo, me la callo", dijo Galliani.
Investigado el fichaje de Zidane por el Madrid y nueva declaración de Buffon por sus apuestas
El presidente de la Liga insistió en que no piensa dimitir pese al vendaval que azota al fútbol italiano. El Milan fue, tras el Juventus, el club más beneficiado por el sistema Moggi -ambas sociedades se han repartido casi todos los títulos de la Liga desde 1994- y Galliani parece seriamente expuesto ante las investigaciones de Borrelli. El propio Moggi, en una entrevista después desautorizada, acusó a Galliani de haberle "traicionado" pasando información a los fiscales para salvarse a sí mismo. Galliani sigue agarrándose a la presidencia de la Liga gracias a que la mayoría de las sociedades futbolísticas prefieren que siga: su dimisión supondría el nombramiento de un comisario extraordinario y la intervención directa del Comité Olímpico y del Gobierno y eso es lo último que desean los dirigentes futbolísticos. Ayer mismo fue confirmado en su cargo tras una asamblea extraordinaria.
Todos tienen algo que temer. La fiscalía de Turín dio en los últimos días un nuevo impulso a una investigación iniciada dos años atrás sobre presuntas falsificaciones de balances en los principales clubes del calcio. Los fiscales sospechan que las cuentas de las sociedades futbolísticas han sido hinchadas con plusvalías falsas. Una de las operaciones investigadas es el traspaso de Zidane del Juventus al Madrid. Las dudas recaen sobre un total de 71 clubes y 41 contratos realizados entre 2000 y 2005.
Las investigaciones judiciales continúan cruzándose unas con otras. El portero de la Juve y de la selección nacional Gigi Buffon volvió a ser interrogado por los fiscales, esta vez en Parma, por un asunto de apuestas clandestinas. Buffon reconoció, como había hecho ya ante los fiscales de Turín, que era adicto a las apuestas y que había apostado grandes sumas, de cientos de miles de euros, sobre los resultados de fútbol y otros deportes hasta 2005, cuando la Federcalcio lo prohibió. "Desde entonces no lo he hecho", dijo. Una transferencia de 10.000 euros realizada en enero de este año a la cuenta de Paolo Pelizzoni, el bookmaker parmesano que manejaba las apuestas de Buffon y de otros futbolistas del Juventus, hizo pensar a los fiscales que el guardameta podría haber seguido jugándose el dinero, pero alegó que esa suma correspondía al pago de "cosas atrasadas".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.