Pedrosa va disparado en Le Mans
El español consigue su segunda 'pole position' consecutiva en MotoGP mientras Rossi anuncia una carrera muy competida
Al inicio, tuvo que medir la nueva moto y encontrar la mejor posición para manejarla; después, controló sus reacciones y balances hasta que adquirió fiabilidad, y ahora parece que también se encuentra a gusto con los neumáticos de calificación, aquéllos que, en los últimos suspiros de la cronometrada de MotoGP, los equipos calzan en las máquinas con el afán de progresar unos metros en la parrilla de salida. La progresión de Dani Pedrosa ha sido espectacular y hoy nuevamente saldrá el primero, por segunda vez consecutiva, en el Gran Premio de Francia, quinta cita de la temporada, que se disputa en el mítico trazado Bugatti, en Le Mans, cuna del motor en ese país.
Tras el perfecto fin de semana pasado en China, donde alcanzó su primera victoria en la categoría al tiempo que se estrenó también como poleman y marcó el giro más rápido de la carrera, Pedrosa se disparó ayer en Le Mans, donde realizó la última vuelta de la sesión a un ritmo incontestable (271,8 km/h) para sus colegas de escaramuzas. Asimiladas las prestaciones que ofrecen los neumáticos de mantequilla, algo que se le había atragantado hasta llegar a Shanghai, el bagaje que acumula el español en la nueva clase va a un ritmo tan acelerado como el que exhibe en la carrera. A día de hoy, al pupilo de Puig, tres veces ganador en Le Mans ( 2005 y 2004 en 250, y 2003 en 125) sólo se le atragantan las salidas y la lluvia, y las previsiones meteorológicas anuncian agua.
Volcados en su nuevo piloto insignia, el equipo Honda Racing Corporation (HRC), el oficial de la marca del ala dorada, ofrece todo cuanto necesita a su joven prodigio para que comprenda las exigencias de la nueva moto y categoría. Pero, si bien HRC posee el mayor potencial de entre las formaciones que forman la parrilla, es el piloto quien debe saber exprimir a toda una fábrica para sacarle rendimiento. Una retahíla de colegas ha desfilado antes que Pedrosa por el box de HRC, muchos de ellos sin pena ni gloria. Cuando Valentino Rossi se fue a Yamaha en 2004, Honda le birló Alex Barros a la marca de los diapasones. No cumplió. Los japoneses contrataron un año más tarde a Max Biaggi, archienemigo de Il Dottore. Lejos de volver al candelero, el romano no hizo más que renegar de una mecánica que, según él, le hacía la vida imposible. A día de hoy, Barros se parte el pecho en el Mundial de Superbikes y Biaggi, vetado por Honda por las ofensas vertidas sobre el material que recibía, disfruta de las carreras desde el sofá de su residencia en Montecarlo.
Una moto como la que ambos desatendieron cayó esta temporada en los manos de Pedrosa, a quien cinco carreras le han bastado para conseguir su primer triunfo y anotarse, con la de ayer en Le Mans, dos pole positions. En ninguna de ellas se ha batido aún en la pista con Rossi, pero, a tenor del ritmo de vueltas que reflejaron ambos en los entrenamientos de ayer, hoy puede ser el gran día.
"Pedrosa y yo tenemos el mejor ritmo. Tengo curiosidad por ver lo que pasará en la pista", reflexionó Rossi, que hoy saldrá el séptimo. Ni con el nuevo chasis que Yamaha le ha servido de urgencia el piloto de Urbino ha conseguido superar unos problemas de vibraciones que, con el incremento de adherencia que supone la colocación de los compuestos de calificación, le martirizan desde que comenzó la temporada. Habrá que ver cómo se corrige primero y después si es capaz de echar el lazo a Pedrosa. A día de hoy, la cosa depende de Il Dottore. El español sale primero.
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