Trabajo no ve imprudencia en la actuación de los 11 muertos en el incendio de Guadalajara

La Inspección del Ministerio de Trabajo no ha hallado negligencia en las 11 muertes del incendio de Guadalajara el 17 de julio de 2005. El informe, de 29 folios y realizado tras entrevistar al superviviente y a los técnicos de extinción, concluye que se trató de "un accidente laboral" y que la actuación del retén "fue correcta". Aun así apunta que "a posteriori se puede decir que el lugar elegido era arriesgado aunque no intrínsecamente peligroso". El trabajo recoge también informes de la empresa Tragsa y de la Universidad de Coimbra sobre la evolución del fuego.

El texto, que será remitido al juzgado de Sigüenza que instruye el caso, no halla negligencia en el siniestro. Gran parte del relato se centra en explicar por qué le retén se adentró en el camino en que el fuego les engulló. La inspección destaca que fue Pedro Almansilla, el jefe del retén, fallecido en el fuego, quien decidió ir por ahí tras examinar el otro camino posible. La ruta descartada era aún más peligrosa por la orografía, según un informe encargado por la inspección.

Del camino elegido bajaba una ladera. En esta ladera, siempre según el informe, se originó "una erupción", una bola de fuego que subió a gran velocidad y que acabó con 11 de los 12 miembros del retén. El informe destaca que desde el camino no se podía ver el fondo de la ladera ni las llamas y señala que en las horas previas se habían producido erupciones similares en otras zonas, pero que estas erupciones tienden a ser menospreciadas por ser raras e imprevisibles.

Por todo, la inspección de trabajo concluye que la elección del lugar para atacar el fuego y la actuación del retén "fue correcta" aunque matiza que "a posteriori puede decirse que el lugar era arriesgado aunque no intrínsecamente peligroso".

El informe, remitido a la Junta de Castilla-La Mancha, confirma que a la hora del siniestro, las 17.33, todos los aviones y helicópteros estaban parados por el fuerte viento o repostando. El informe concluye que habría sido recomendable que los medios aéreos que participaban en la extinción vigilasen la zona en la que actuaba el retén.

El único superviviente del retén, Jesús Abad, explicó a los inspectores que, segundos antes de la explosión escuchó un sonido como el de "un avispero". Era el fuego poco antes de alcanzarle en la ventanilla izquierda de la motobomba. Abad, que se había unido al retén pero cuya bomba pertenecía a la Junta de Castilla y León pudo salvarse porque era el último de la caravana.

El informe de la inspección aún no ha llegado al juzgado de Sigüenza que instruye el caso. Allí, el abogado de nueve de los fallecidos, Miguel Solano, pidió el 21 de marzo pasado la imputación de Antonio Solís, coordinador provincial de incendios de Guadalajara, como responsable de los fallecimientos. La juez que instruye el caso, Concepción Azuara, no aceptó la imputación por falta de pruebas.

Por otra parte, la Junta de Castilla-La Mancha, anunció ayer que clausurará todas las barbacoas en espacios abiertos desde el 1 de junio hasta el 30 de septiembre, como medida de prevención en la época de mayor riesgo del año, informa Efe. El incendio de la Riba de Saelices se originó en una barbacoa legal. Tras el fuego, el Gobierno aprobó un real decreto ley urgente que impedía hacer fuego al aire libre. Este año no habrá decreto, pero la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, ha pedido a las comunidades que minimicen los espacios en los que permiten hacer fuego.