Lehmann, el alemán que asusta

Brama el portero: "Jose, cam'n". Y José Reyes, que no habla ni papa de inglés, andaluz cerrado, va y sale a presionar como un loco, como no lo ha hecho en todo el entrenamiento. "Cualquiera le discute", se sonríe después. Eboué, muy cerca, reconoce: "Yo sólo le tengo miedo a las broncas de Lehmmann cuando se enfada".

Jens Gerhard Lehmann, nacido en 1969 en Essen, zona minera de la vieja Alemania industrial, tiene un lado tierno. Dice que prefiere jugar con su hijo a una buena parada. Pero lo cierto es que tiene merecida fama de tipo raro, hosco y propenso a enfadarse. Tan mala fama como la de buen portero. Aunque mejor si no le preguntan a Manuel Almunia, su colega en el Arsenal: "Es un sinvergüenza. No le miro a la cara. Pero está en forma", dice.

Tan en forma está Lehmann que lleva sin encajar un gol en la Liga de Campeones desde los octavos de final del año pasado. "Tiene más merito por haber jugado contra quien hemos jugado", reconoce el propio Arsène Wenger que no ignora que salir vivos de Madrid y Turín tiene su mérito. La guinda la puso Lehmann en Vila-real cuando a un minuto de la conclusión del partido le detuvo a Riquelme un penalti que hubiera supuesto la prorroga de la semifinales. No lo celebró: "El trabajo estaba por terminar. No tenía nada que celebrar", dijo. "Lo más difícil es que hemos mantenido un alto nivel defensivo improvisando la defensa", recuerda Cesc. Excepto Touré, Lehmann ha visto cambiar al central y a los dos laterales no pocas veces.

Asusta Lehmann porque lo para todo. Porque una tarde jugando para el Schalke agredió a un rival y le cayeron cuatro partidos y, otrra, vez marcó un gol de cabeza, el del empate en el campo del Borussia Dortmund. Porque creció en una zona obrera siendo hijo de buena familia. Por su fama de raro. Y asusta también porque ha sido capaz de quitarle el puesto a Oliver Khan en la selección alemana.