Arrollador Paquillo
El granadino se exhibe en A Coruña y logra un triunfo incontestable en los 20 kilómetros
Se propulsó en el segundo kilómetro y ya fue lanzado hasta el final, ensanchando a cada metro su ventaja, empequeñeciendo a todo el elenco de rivales, encabezado por el campeón del mundo, el ecuatoriano Jefferson Pérez. Paquillo Fernández fulguró como un cohete solitario en los Cantones de A Coruña, en una tarde tibia de primavera atlántica, con condiciones casi ideales para el marchador granadino, y se llevó su primera Copa del Mundo -que tiene categoría de campeonato Mundial los años en que no se celebrtan en la pista- con una autoridad arrolladora. Sólo cedió un poco en los cuatro últimos kilómetros, y, aun así, sacó en la meta 37 segundos a Pérez, que había perdido de vista a Paquillo en el primer cuarto de carrera.
La estela vertiginosa que dejó Paquillo casi desde el arranque permitió a España obtener también su primer triunfo por equipos. Juanma Molina, que llegaba arrastrando las consecuencias de una anemia, fue de menos a más y acabó 12º, mientras el jovencísimo murciano Benjamín Sánchez (21 años) entraba 20º.
La Copa del Mundo no tiene el prestigio de unos Juegos Olímpicos o un Mundial, pero el triunfo de ayer en A Coruña supuso un desquite para el marchador granadino tras quedarse sin el título en Atenas 2004 y Helsinki 2005. En ambas ocasiones, como en el anterior mundial de París 2003, había tenido que conformarse con la medalla de plata, y, desde entonces, le rondaba esa sensación peculiar conocida como complejo de Poulidor. Por eso Paquillo entró tan feliz en la meta haciendo reverencias al público que llenó todo el recorrido y cuyo apoyo, según el atleta, le proporcionó "ese poquito que faltaba para estar al 100%". Tras la victoria, su piel exudaba tanto sudor como euforia: "Hoy, después de mucho tiempo, soy el mejor. Antes era solamente el segundo mejor. Hoy se ha realizado un sueño y al fin puedo decir que soy el mejor de la marcha mundial".
Paquillo se había pasado las últimas dos semanas entrenando entre Varsovia y Cracovia, en los circuitos predilectos de su entrenador, Robert Korzeniowski. "Quería aislarlo en su propio planeta", explicó tras la carrera el que fue gran marchador polaco, mientras abría orgulloso su cazadora para mostrar una camiseta con la leyenda Dream team. Hasta ayer, Paquillo no había recibido ninguna instrucción sobre la táctica. El atleta confesó que tenía dudas, pero, por la mañana, Korzeniowski fue al grano: "Tienes que hacer tu carrera y, para eso, debes arriesgar. Porque si llegas al final con Jefferson, ya sabes que estamos perdidos".
Y Paquillo siguió ciegamente el consejo del maestro. "Cuando íbamos por el kilómetro 15, vi que llevaba más de 50 segundos y, en esas circunstancias, aunque no lo pretendas, siempre te relajas un poco", comentó Paquillo. "Si me aprietan más, hubiese mejorado la marca". La esperada reacción final del ecuatoriano sólo le sirvió para ser segundo, ese limbo agridulce del que ayer logró escapar Paquillo Fernández.
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