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Manifestantes antiparquímetros revientan el pregón de San Isidro de Miguel Bosé

El cantante pudo acabar de leer su discurso entre pitos y abucheos dirigidos a Gallardón

Daniel Verdú

Cientos de vecinos opuestos a los parquímetros reventaron ayer en la plaza de la Villa el pregón de San Isidro, pronunciado por el cantante Miguel Bosé. Éste logró acabar de leer su discurso entre pitos y abucheos dirigidos al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, pero pidió varias veces y sin éxito que los vecinos cesaran el griterío. A la protesta también acudieron vecinos afectados por las chimeneas que el Ayuntamiento construye en el nudo sur para la extracción de humos de la M-30, y algunos ciudadanos contrarios a la polémica reforma del eje Recoletos-Prado.

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Qué mejor ocasión para trasladar al alcalde el malestar por su gestión que el día del pregón de San Isidro, cuando el regidor debe asomarse, aunque no quiera, al balcón del Ayuntamiento. Eso debieron pensar los vecinos afectados por los parquímetros, los que se quejaban de las chimeneas que el Consistorio está construyendo en el nudo sur para sacar los humos de la M-30 y los que ayer mostraron su disconformidad por la polémica reforma del eje Recoletos-Prado. Y la pagaron con Miguel Bosé, reventándole el pregón. Todo, bajo la mirada del nuevo gigantón incorporado a la tradicional charanga de gigantes y cabezudos: el difunto alcalde Enrique Tierno Galván, regidor de la Villa durante la etapa de la famosa movida.

Justo cuando el artista, escoltado por el alcalde, Gallardón; la concejal de las Artes, Alicia Moreno, y la portavoz del Grupo Socialista, Trinidad Jiménez, empezaba a leer su discurso por las fiestas patronales de Madrid, los manifestantes izaron sus pancartas y comenzaron con el abucheo y los pitos. En algunas podían leerse lemas como "Gallardón, la calle no es tuya" y "Gallardón, abusón".

Alguno de los manifestantes protestaban tímidamente ante la evidencia de que el pregonero no tenía nada que ver con sus problemas. "Pobre hombre, él tampoco nos ha hecho nada. El que tiene la culpa es el que está ahí calladito", comentaba uno de los vecinos en referencia al alcalde, que permanecía en segunda fila en el balcón de la plaza de la Villa.

Pero Miguel Bosé siguió adelante con el pregón y en algún momento, como cuando hablaba del tradicional respeto de los madrileños, hizo alguna pequeña alusión a las excepciones que siempre se producen. Como la cosa no paraba, pidió que le dejaran terminar. "Yo no tengo nada que ver con esta historia, pero si me dejáis acabar el pregón, para la ciudad y para los madrileños, os prometo que os saco al alcalde para que le podáis abuchear", propuso.

Como la propuesta de entregar al rehén no convenció a su irritado público, volvió a decirles: "Si seguís así, no lo saco (en relación al alcalde)". Pero tampoco calaron sus amenazas. En los últimos momentos del discurso, Gallardón apareció detrás del hijo del torero Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé, y fue abucheado, pero la exposición del alcalde para el martirio no convenció al público. "El Bosé nos ha engañado, y Gallardón no ha dicho nada de nada", se lamentaba un vecino. Pero el artista, para concluir, extendió su gratitud "también a los que no han sabido callar".

Jesús Otero, líder de una plataforma antiparquímetros de Fuencarral-El Pardo, aseguró que "la moral de los vecinos está muy alta y va a ser muy difícil callar a un pueblo enfadado". Además, recordó que el próximo martes, Gallardón les recibirá para negociar una salida al conflicto de los parquímetros. "Él quiere una salida honrosa. Así que una moratoria, como la que le ha concedido a la baronesa Thyssen con sólo haber salido a la calle un día, estaría bien", explicaba Otero. "Del 'ni puedo quitar los parquímetros, ni quiero', hemos pasado a la posibilidad de negociar algunas cosas. Vamos a mejor", añadía el líder vecinal.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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