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Barberá inaugura una avenida inacabada

La principal vía de acceso al Puerto se abre al tráfico, pero continúa la obra en las aceras

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, inauguró ayer la avenida del Puerto sin que las obras estuvieran completamente terminadas dos meses después del plazo previsto. Sin embargo, Barberá, afirmó que había cumplido con el objetivo prioritario en la fecha acordada: "La finalización de la calzada para que los coches puedan circular". Con la visita del Papa y las regatas de la Copa América el Ayuntamiento ha hecho coincidir varias obras que afectan principalmente a residentes y comerciantes del noreste de la ciudad, que sufren importantes atascos de tráfico.

"Las obras aún no están terminadas, las aceras de todo el tramo entre la calle de Serrería y el final de la avenida siguen sin pavimentar. Además, las obras son una chapuza. El otro día llovió y se inundó toda la acera porque no hay suficientes alcantarillas", se quejaba ayer Pilar Vidal, una joven vecina, mientras la alcaldesa, Rita Barberá, saludaba a ciudadanos concentrados en la calle de Guillen Anglesola, donde dio comienzo el acto de inauguración. La alcaldesa destacó que su prioridad era abrir la vía a la circulación y que, por lo tanto, había cumplido con el compromiso adquirido. Pero la obra, de la que Barberá dijo ayer que "vertebra la ciudad", está inacabada finalizado ya el plazo previsto.

Con la vista puesta en el Encuentro Mundial de las Familias y la visita del Papa en julio, y las regatas previas de la Copa América, que comienzan hoy, el Ayuntamiento ha impulsado diversas obras de adecuación, principalmente en la zona noreste, con el puerto como epicentro de la competición naútica y el viejo cauce del Turia como referencia para el evento de Benedicto XVI. Los comerciantes y residentes de esta zona son los más perjudicados por estas obras, además de miles de conductores que usan las vías afectadas. Tres son las obras que atascan el noreste de la ciudad: la remodelación de la avenida del Puerto en los últimos meses, las obras en Jerónimo de Monsoriu para prolongar el Metro hacia el aeropuerto y el tranvía en dirección al mar, y el corte del puente de Montolivet con el fin de erigir un altar para la misa del Papa.

Como ocurrió en la avenida del Puerto, ahora de dirección única hacia el mar -con el retorno por la avenida de Baleares e importantes cambios para la EMT- el ruido, el polvo y las dificultades para cruzar la calle de Jéronimo de Monsoriu se han convertido en obstáculos cotidianos. La prolongación de la línea 5 del Metro, con un intercambiador para enlazar con el tranvía, que acomete la Generalitat, mantiene cortada esa calle. Los propietarios de comercios denuncian la caída de las ventas y la falta de ayudas. "Tengo la fachada llena de grietas, la ropa llena de polvo y el toldo hecho un cristo", denuncia Pilar Medina Andrés en su tienda de ropa. "Me acaban de cortar el agua, y con esta ya es la segunda vez. Además, esto es una ruina", se lamenta Rosa Gilabert en su peluquería. Anna García, comerciante y vecina, añade: "A veces han trabajado hasta las cinco de la mañana". En marzo se torció un pie al salir de la tienda porque había una piedra justo al lado de la puerta. Con la vía cortada hasta Serrería, el tráfico se ha desplazado hacia Justo y Pastor y congestiona también parcialmente a la avenida de Aragón.

El corte de uno de los sentidos de circulación del puente de Montolivet para erigir un altar colapsa desde hace días el tráfico en la zona de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, donde miles de coches se atascan para cruzar hacia la avenida de Francia. El atasco se ha notado hasta en la pista de Silla, según la Dirección General de Tráfico. El Ayuntamiento defiende que se han marcado desvíos, mientras que los socialistas denuncian "imprevisión" para dar rutas alternativas a los conductores y auguran un empeoramiento cuando se corte totalmente el puente el día 16 hasta la visita del Papa. Los trabajadores del centro comercial de El Saler tardan el doble en llegar a casa por las noches. "Hay un colapso absoluto, a veces es prácticamente imposible llegar ", afirma Arancha Abascal, dependienta de una tienda de jabones. Rosa Andrés trabaja en un quiosco frente al centro comercial. "Yo vivo al lado de la avenida del Puerto y trabajo aquí. La comunicación en transporte público es muy mala y por eso siempre utilizo el coche. Volver a casa se ha convertido en una pesadilla", sentencia.

La avenida del Puerto, aún en obras, ayer tras la apertura al tráfico.
La avenida del Puerto, aún en obras, ayer tras la apertura al tráfico.SANTIAGO CARREGUÍ

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