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Reportaje:

Rescatados a 1.000 metros bajo tierra

Dos mineros australianos sobreviven 15 días en una galería derrumbada

El milagro estaba en la mañana de ayer a menos de un metro de distancia y se confirmó al final del día: dos mineros australianos, atrapados desde el pasado 25 de abril a 1.000 metros de profundidad en una mina de oro, fueron rescatados sanos y salvos tras dos semanas de tensa espera y frenéticos y espectaculares trabajos de salvamento que han tenido en vilo a millones de australianos.

Todd Russell, de 34 años, y su compañero Brandt Webb, de 37, abandonaron en la madrugada de hoy (nueve de la noche de ayer, hora peninsular española) la madriguera en la que han sobrevivido dos semanas, y fueron recibidos por decenas de reporteros de prensa, radio, televisión y productoras cinematográficas que se disputan los derechos para que cuenten su historia.

Decenas de periódicos y televisiones ofrecen cifras millonarias a los supervivientes por contar su odisea

El circo mediático va a arreglar el futuro económico de estos dos trabajadores de una mina de oro, cuyo dramático final feliz les va a hacer... de oro. Las ofertas periodísticas para que cuentan su odisea en exclusiva rondan los 250.000 dólares australianos (150.000 euros) por entrevista, y más de dos millones de dólares (1,5 millones de euros) en semanarios, programas de televisión, un libro, una película...

Pero aunque la película real terminó felizmente, su comienzo fue dramático. El 25 de abril, un terremoto en una mina de Beaconsfield, en el Estado australiano de Tasmania (una isla de 68.332 kilómetros cuadrados y medio millón de habitantes), acabó destruyendo parcialmente los túneles y las entradas verticales de las instalaciones. Tres trabajadores que iban en una jaula de seguridad quedaron atrapados. Dos de ellos se salvaron milagrosamente entre los hierros del techo protector del artilugio. Un tercer minero, Larry Knight, tuvo peor suerte y murió.

Los trabajos de rescate se iniciaron con tanta rapidez como con mínimas esperanzas de encontrarlos vivos. Pero a los cinco días, a través de sondas magnéticas y de modernos dispositivos electrónicos, se detectaron ligeras respuestas humanas que permitieron ubicar el punto exacto donde se encontraban.

Al hallazgo sucedió unaespectacular operación de rescate, con todo tipo de novedades tecnológicas, y seguida por millones de australianos. El esfuerzo mediático le costó la vida a un veterano periodista, Richard Carleton, de 63 años, que murió por un infarto el pasado domingo cuando cubría los trabajos de rescate. Los dos mineros consiguieron sobrevivir los primeros días gracias a unas barritas de cereales que llevaban y chupando agua de las húmedas paredes de la mina. Tras ser localizados, y a través de unos diminutos tubos de plástico insertados con sumo cuidado por temor a desprendimientos, los equipos de rescate consiguieron ir introduciendo comida y bebida. Incluso una cámara de fotos digital y dos iPods para que combatieran su dramática espera. Desde su diminuta cueva, los dos atrapados tampoco dejaron de trabajar, rodeando su refugio de argamasa y cemento que les iban proporcionando.

Todd y Brandt no perdieron el sentido del humor durante su cautiverio y están dejando una sabrosa colección de bromas y anécdotas a los espectadores. Los expertos aseguraban que saldrían en buenas condiciones, pero en camilla, por el tiempo que llevan agachados. Y ellos decían que querían hacerlo por su propio pie, sabedores de su condición de héroes y estrellas mediáticas. Una condición que les cambiará la vida y les permitirá no volver a trabajar en la mina, aunque sea de oro.

Todd Russell, a la izquierda, y su compañero Brandt Webb saludan tras salir de la mina.
Todd Russell, a la izquierda, y su compañero Brandt Webb saludan tras salir de la mina.REUTERS

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