Basso quiere ser como Indurain
El mejor colocado para suceder a Armstrong en el Tour desea recuperar la filosofía del navarro
José Miguel Echávarri, el hombre que dirigió a Miguel Indurain hacia los cinco Tours, está coladito por Ivan Basso desde hace media docena de años, desde, por lo menos, el día en que el italiano debutó en el Tour y no paró hasta encontrarle y pedirle consejo. Desde entonces, y aun no habiendo sido nunca su director deportivo, Echávarri es, en cierta forma, digamos, etérea, su consejero. Por eso, a nadie pudo extrañarle que el jueves pasado, después de leer una entrevista en la Repubblica en la que Basso se extendía sobre su filosofía vital y ciclista y declaraba que le gustaría ganar el Giro "a lo Indurain", más de uno telefoneara a Echávarri y le dijera:
-"Más que Basso, parecía que hablaba usted. las mismas ideas, las mismas reflexiones, los mismos conceptos, diplomacia, buen trato con todos, calma táctica, gestión del pelotón, la máscara para disimular los días malos, el equipo unido alrededor..."
-"Pero eso es porque Riis, su director en el CSC, le ha enseñado muy bien", intenta despejar Echávarri.
Pero no, pero no. El aroma de las frases era puramente de pensamiento Echávarri, lo que, en el fondo, no deja de contar con su carga irónica. Retirado Lance Armstrong, el ogro, el gran patrón que dominó los últimos siete Tours, el ciclista que mejor colocado está en la línea de herencia, el italiano Basso, varesino de 28 años, reivindica la figura y el comportamiento de Miguel Indurain, que ganó cinco Tours desde un punto de partida muy diferente, sin abusar de sus poderes de patrón.
"Pero Indurain nunca hizo reflexiones de este tipo. No lo necesitaba tampoco, Él sólo hablaba en carrera. Él actuaba", recuerda Echávarri. Pues Basso, que como el Indurain de 1992 y 1993 quiere ganar el Giro y el Tour en el mismo año, actúa y habla. Las piernas y la cabeza. Indurain y Echávarri en uno.
Basso quizás se enamoró del director navarro porque fue Echávarri el primero que le dijo que era un hombre Tour, la carrera que lo es todo. "En mi primer equipo, el Fassa Bortolo, nadie había comprendido qué tipo de corredor podía ser. Ni siquiera yo, quizás", dice Basso en la entrevista. Fueron sus años con Giancarlo Ferretti, el director para quien más valía siempre una victoria de etapa que un buen puesto en la general, un director que lo agobiaba, que lo acusaba de falta de carácter, de soñador. "Después me fui a un equipo extranjero, el CSC, una multinacional a la que sólo le interesaba el Tour. Es la carrera que me ha hecho crecer, madurar, cambiar de mentalidad".
Con el CSC Basso ha sido tercero y segundo en el Tour; con el CSC, en el pasado Giro, llegó a ser maglia rosa, hasta que un día en el Stelvio, una crisis tremenda, perdió media hora. "El Giro y el Tour son dos carreras muy diferentes. Hay que saber interpretarlas", dice. "No se les puede aplicar la misma medida. Y a mí me falta experiencia en el Giro".
Por eso, quizás, el recuerdo de Indurain, la historia, la forma en que el navarro fue capaz de ganar el Giro de 1993 dando las pedaladas justas, sin machacar al equipo, sin derrochar energías. Fue, exceptuando al increíble Marco Pantani de 1998, la última vez que un ciclista hizo doblete Giro-Tour. También lo intentó el suizo Tony Rominger en 1995, pero dejó tantas energias en la carrera italiana que fue en el Tour una sombra de sí mismo.
El Giro 2006 sigue por tierrabelgas. Ayer, en la segunda etapa, sprint en Marcinelles, la zona minera a las afueras de Charleroi. Victoria del asutraliano McEwen (Petacchi fue cuarto). Savoldelli, que ganó el prólogo, sigue líder.
Por otra parte, el sprinter catalán Isaac Gávez ganó la última etapa de los 4 Días de Dunkerque por delante del noruego Thor Hushovd. Es el 18º triunfo del Caisse d'Épargne en lo que va de temporada. La victoria final fue para el italiano Petito.
En la Clásica de Alcobendas, victoria final del checo Hruska, que se impuso por 2s al ruso Karpets en la contrarreloj final.
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