Un imperio inmobiliario levantado en ocho años
Joaquín Rivero quiere convertir Metrovacesa en la primera inmobiliaria de Europa. En apenas ocho años, tras entrar como accionista de referencia en Bami, una pequeña inmobiliaria en pérdidas, este empresario nacido en Jerez (Cádiz) en 1944, se ha convertido en uno de los grandes empresarios inmobiliarios de la UE.
Su última gran operación se produjo en Francia el año pasado, con la compra de la inmobiliaria Gecina. Con la incorporación de esta empresa, Metrovacesa prevé cerrar este ejercicio con 690 millones de euros de beneficio, frente a los 125 millones de 2002.
Ahora se enfrenta a una oferta pública de adquisición (OPA) hostil, pero no es la primera vez que pasa por ello. Rivero consiguió echar abajo en 2003 un intento de compra hostil liderado por el grupo italiano Caltagirone.
Entonces se alió con varios empresarios, entre ellos paradójicamente la familia Sanahuja, que entraron en Metrovacesa para repeler la ofensiva italiana. Y paradójicamente ahora se ha tenido que aliar con Bautista Soler para plantar cara a los Sanahuja.
Bautista Soler, valenciano de 77 años, es el máximo accionista del Valencia CF, club que preside su hijo Juan Bautista. Este empresario tiene una promotora inmobiliaria, pero además es propietario de salas de cine (en Madrid, por ejemplo, tiene 49 pantallas, como las del Tívoli o los Acteón).
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