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A LA PARRILLA

Sobreviviré

El estreno de Supervivientes en Tele 5 tuvo de todo: problemas técnicos, un comienzo trepidante de acción y espectacularidad y una enfática predisposición del programa a evitar que Marlene Morreau fuera expulsada. Luego, la demoscopia del SMS y la unanimidad de los demás concursantes decidieron que la francesa volviera a Madrid. Fue un movimiento táctico sospechoso, que invita a pensar que todo estaba pactado y que Morreau actuó de liebre del concurso, esa figura del atletismo que permite dar velocidad a la prueba. A Morreau le bastaron 11 minutos para pelearse a gritos con el helicóptero, alimentar el mosqueo de sus compañeros, dar la nota y, una vez en el agua, nadar de manera que todos pudiéramos contemplar su flotante pectoral. Su actuación fue perfecta, ya que renovó los tópicos de un formato que aspira a recuperar el protagonismo perdido con dos maestros de ceremonias muy solventes, Jesús Vázquez y José María Íñigo, que intentarán borrar el grato recuerdo que dejó la insuperable Paula Vázquez.

Las 10 semanas sin higiene para conseguir un premio de 200.000 euros convertirán las playas caribeñas en una mezcla de penal de confinamiento y clínica de adelgazamiento. El guión promete a los 12 concursantes que quedan soledad, frío, hambre, miedo y lo peor de todo: la convivencia. El entusiasmo y la empatía que Vázquez destila en el plató contrastan con la ironía escéptica de un Íñigo que, de vez en cuando, piensa en voz alta en términos cien por cien televisivos. "Hay que evitar los tiempos muertos", se le oyó decir, una verdad que, más allá de la parafernalia de satélites e Internet, sigue estando vigente. El casting, por ahora, parece haber sido ideado por una mente tan inteligente como perversa: guapos y no tan guapos, fuertes y listos, estrategas y espontáneos, sosos y simpáticos, Pipi Estrada y unos cuantos supervivientes de verdad, de esos que han logrado transformar su cuarto de hora de fama en un modus vivendi, una proeza muy superior a la que pueda llevar a cabo cualquier náufrago de tres al cuarto.

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