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AGENDA GLOBAL | ECONOMÍA
Columna
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Ambiciones globales de las multiespañolas

Una nueva generación de empresas españolas se abre paso en Europa, India, China... Se ha acabado el monocultivo latinoamericano y la leyenda de los "nuevos conquistadores" con que fueron recibidas

Joaquín Estefanía

HA PASADO MUCHO TIEMPO desde que a las primeras multinacionales españolas en América Latina se las denominase "los nuevos conquistadores". Ahora, por diversas circunstancias (riesgo geopolítico, multiplicación de beneficios, necesidad de aumentar cuota de mercado, etcétera), las multiespañolas han ampliado el terreno de juego. Se pueden poner numerosos ejemplos: desde las empresas que se han instalado en China hasta los bancos que están en Londres; desde las que tienen centros de producción asiáticos hasta las constructoras que campan por Europa del Este. La fusión de Abertis con la italiana Autostrade -que creará el líder mundial en gestión de infraestructuras, con presencia en 16 países y autopistas en todo el sur de Europa- no es más que la última operación por ahora. Los intentos de Ferrovial por quedarse con el gestor de aeropuertos británico BAA, la penúltima.

Recientemente, el Financial Times hablaba de las "ambiciones globales" de una nueva generación de empresas españolas y citaba, entre otros, los casos de Telefónica, Banco Santander ("un pequeño banco de provincias hace una generación"), Roca, Alsa, Lladró, Acciona, etcétera. En su libro El auge de la empresa multinacional española (Marcial Pons y Fundación Rafael del Pino), el economista Mauro Guillén hace un recuento somero de la presencia de mul-tiespañolas en el exterior: BBVA, Santander,Telefónica, Repsol-YPF, Iberdrola, Freixenet, Ebro Puleva, Zara, el Grupo Antolín, Mondragón, Prosegur, etcétera. Y cita una frase muy representativa de Stephen Hymer: "La empresa multinacional persigue el control de una operación de producción en el extranjero para eliminar la competencia. O persigue el control para apropiarse del valor económico de ciertas destrezas y capacidades".

La extensión del campo geográfico en el que operan obliga además a hacer una reflexión sobre el lugar inicial de su interés: América Latina. ¿Tiene tanto sentido hoy como en el pasado -más allá de las ventajas de idioma, cultura e historia común- la presencia de empresas españolas en Latinoamérica? Seguramente para las sociedades que ya están instaladas allí, sí; pero para las que tienen que empezar de cero -otra generación empresarial-, la competencia de territorios es feroz, y han de sopesar los cambios sociopolíticos que en muchos países de la zona se están experimentando.

Algunas de las operaciones protagonizadas por multinacionales españolas se firman mientras se extiende por todas partes el debate sobre los sectores estratégicos de interés nacional y el "patriotismo económico" (concepto antitético en sus términos). En todas partes cuecen habas, como se acaba de ver con la reacción antipática del electo Romano Prodi a la fusión entre Abertis y Autostrade. Es muy difícil sostener la autonomía española de Endesa cuando la misma Endesa y otras empresas españolas de la energía están presentes de manera hegemónica en algunos países latinoamericanos. Por ello va a ser difícil de soportar la indefinición a medio plazo de las OPA (ofertas públicas de adquisición de acciones) de E.On y Gas Natural, motivada por la judicialización del proceso, mientras todo a su alrededor se está moviendo.

Pero las reglas del juego no son uniformes. En un debate celebrado hace unos días sobre el modelo europeo, organizado en Madrid por la Fundación Alternativas y el laboratorio de ideas británico Policy Network, un asesor del comisario europeo Peter Mandelson presumió sobre la liberalización energética en el Reino Unido en relación con la situación española. El director de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno, Miguel Sebastián, le contestó con dos preguntas: por qué las centrales nucleares británicas no pueden tener capital extranjero y por qué el Gabinete laborista de Tony Blair se había incomodado al conocer las intenciones de la rusa Gazprom de quedarse con una empresa del sector de ese mismo país.

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