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Reportaje:Fútbol | 35ª jornada de Liga

El relevo gallego

Borja Oubiña lidera la incipiente recuperación de la cantera de Galicia en el derby Depor-Celta

"Combina la dinámica de Makelele con las condiciones técnicas de Luccin". El entrenador del Celta, Fernando Vázquez, es capaz de hablar durante media hora de Borja Oubiña sin que medien preguntas. Por supuesto, todo son halagos: está convencido de que el joven jugador vigués cuenta con todos los requisitos para heredar el trono del centro del campo céltico, un lugar sagrado para la afición de Balaídos desde que Mazinho trituraba rivales a finales de los 90. De momento, le toca liderar la presencia gallega en un derby, el Deportivo-Celta de hoy, que tras muchos años de sequía vuelve a contar con una incipiente representación de jugadores gallegos en las dos formaciones.

Oubiña asumió la responsabilidad en el primer equipo el curso pasado, en Segunda, cuando un puñado de futbolistas del filial se implicaron en el objetivo del ascenso. El filtro de la recuperación de la categoría redujo a él y Jonathan Aspas la representación de aquel grupo procedente del Celta B. En el Deportivo, el protagonismo de la cantera es para Iago, el producto más solvente que ha encontrado el técnico Joaquín Caparrós en su exploración de los equipos inferiores. Hace sólo dos años, compartía en la grada del estadio de Riazor las chanzas de la afición en el derby que dejó al grupo vigués a las puertas del descenso. Ahora ejerce de Valerón. Se mueve con comodidad entre líneas, emite destellos de calidad y aporta ya dos goles a la producción ofensiva de su equipo.

"Combina la dinámica de Makelele con los valores técnicos de Luccin", dice de él Fernando Vázquez

Iago, zurdo de 22 años, era un habitual de las butacas de Riazor. Oubiña, diestro de 23, se hizo socio del Celta en 1992. Iago es coruñés; el primero en décadas que debuta en el Depor. Borja es de Vigo, lo que le permite mantenerse al margen de la endogamia que caracteriza a este deporte. "Es un chaval poco habitual en el mundo del fútbol: va la Universidad, viaja, tiene otras inquietudes y pone el deporte en el sitio en que hay que ponerlo", asegura su entrenador. El jugador está convencido de su capacidad para aislarse del ruido que genera el fútbol: "Residir en Vigo me ayuda a vivir las cosas que me suceden con tranquilidad".

El de Oubiña es un extraño caso de explosión tardía. Quienes le han visto progresar están convencidos de que su debut en Primera debió anticiparse un par de años. No lo hizo hasta hace dos temporadas, ya con 21 años, y es éste, con 23, el primer ejercicio en el que participa con continuidad. De ahí que a lo largo de la campaña se le haya observado una evolución, que tuvo su punto de inflexión en el momento en que le aconsejaron optar por desplazamientos sencillos del balón. "Tiene técnica para mover la pelota incluso en largo, pero a veces se complicaba demasiado; desde la simplicidad ha recuperado la confianza, y ya se le ve con más protagonismo ofensivo", resume Vázquez. Pero sus mejores bazas son su capacidad física y una intuición defensiva que le permite aparecer en el corte a lo ancho de todo el campo.

"Soy un futbolista trabajador", se define Oubiña, llamado recientemente por el seleccionador, Luis Aragonés, para una jornada de convivencia. Vázquez no alberga dudas de sus condiciones para la internacionalidad: "Es necesario para el Mundial de Alemania, porque es el único relevo natural para Albelda que hay en España". El jugador, en cambio, se mantiene al margen: "La selección no me interesa, porque no depende de mí, y a Aragonés hay que dejarlo trabajar tranquilo". Oubiña se confiesa en cambio muy centrado en el derby de Riazor, en el que compartirá con Iago la representación de una cantera que parecía extinguirse con Fran y Míchel Salgado. Para el vigués, la presencia es aún escasa: "Algo se recupera, pero no vamos sobrados".

Oubiña con Bodipo en un Celta-Racing.
Oubiña con Bodipo en un Celta-Racing.REUTERS

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