El Rey condena el atentado de Dahab y pide esfuerzos por la paz en la zona

El rey Juan Carlos condenó ayer los atentados de la víspera en Dahab (Egipto), que causaron al menos 30 muertos, y aprovechó para pedir un esfuerzo en la cooperación antiterrorista internacional y en la búsqueda de la paz para Oriente Próximo. El Rey prosiguió ayer con el programa oficial de su visita de Estado a Jordania que le llevó por la noche a Áqaba, localidad costera del mar Rojo donde el reino hachemí desarrolla un gran proyecto turístico en competencia con las playas de Egipto.

"Tampoco quiero dejar de manifestar en este día nuestra firme condena y repulsa de los atentados cometidos ayer en Dahab, nuestro profundo dolor por la pérdida de tantas vidas, nuestro pesar y solidaridad hacia sus familiares, así como los mejores deseos de recuperación para los numerosos heridos", declaró el Rey en el discurso que pronunció durante un almuerzo con el primer ministro jordano, Maruf al Bajit.

Estos atentados, añadió don Juan Carlos, "subrayan la necesidad de incrementar la cooperación internacional contra este fenómeno cruel e inhumano". Tras recordar de nuevo que España y Jordania son profundamente solidarias en este sentido -sobre todo después de haber sufrido España los grandes ataques del 11-M de 2004 y Jordania, el 9 de noviembre de 2005-, el jefe de Estado se refirió a la situación en Oriente Próximo. "Nos duele que la paz en esta región, tan ansiada por todos, no acabe de asentarse con la solidez necesaria. Hemos de contribuir a su logro con nuestro mejores esfuerzos", dijo.

La renovada irrupción del terrorismo de inspiración islamista -apenas 24 horas después de conocerse la última amenaza de Osama Bin Laden, y el mismo día en que Madrid y Ammán firmaron un compromiso de combatir conjuntamente todo tipo de intolerancia y extremismo- ocupó también al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, que acompaña al Rey. Moratinos telefoneó a su homólogo egipcio, Alí Abdul Gheit, para expresarle "el más absoluto rechazo y condena" de los atentados y ofrecerle plena solidaridad y una eventual ayuda que, al parecer, los egipcios no requieren de momento.

Los atentados habían de pesar, en cualquier caso, en la gira real, sobe todo en una jornada dedicada a intensificar la penetración de las empresas españolas en el reino jordano. El terrorismo es la gran lacra de la región y la principal amenaza para los escasos dirigentes moderados, como el presidente egipcio, Hosni Mubarak, o el rey de Jordania, Abdalá II, que teme, ante todo, que el conflicto de la vecina Irak desemboque en una guerra total entre suníes y chiíes que arrastraría a todo el mundo árabe al desastre.

Las consecuencias más inmediatas de los ataques islamistas se sienten en el terreno económico, falto de la estabilidad necesaria para sustentar el desarrollo a medio plazo. Jordania ha capeado el temporal, con tasas de crecimiento del 7,4% en 2004 y del 7,2% en 2005, según afirmó el ministro de Industria y Comercio, Sharif Zubi.

La presencia empresarial española es muy limitada, sin embargo. La inversión acumulada se eleva a sólo 67 millones de dólares, de los que 60 corresponden a Aldeasa, que se ha hecho con la gestión de las tiendas libres de impuesto del aeropuerto de Ammán y busca el mismo negocio en Kuwait y El Cairo. Nutrexpa, que ha invertido otros cinco millones, pugna junto a otras empresas alimentarias o del vestido, como Inditex, por elevar unas exportaciones que no superan los 80 millones sobre unos intercambios totales de 100 millones.

La Reina, con velo blanco

El Rey pidió "un entorno macroeconómico estable y un marco legal transparente y seguro" para que fluyan las inversiones. La veintena de empresarios españoles presente en la reunión aplaudió.

La reina Sofía marcó un matiz protocolario, al cubrirse la cabeza con un velo blanco para depositar una corona de flores en la tumba del rey Husein. Hizo, pues, en Jordania, donde los restaurantes sirven alcohol y chacinas, lo que no quiso hacer en Arabia Saudí, que impone el velo obligatorio.

Los atentados en el mar Rojo pueden representar la puntilla para la industria turística jordana que, según diversos operadores locales, no levanta cabeza desde hace seis años, restando, de paso, eficacia a la cooperación cultural española, muy centrada en potenciar los recursos arqueológicos locales para atraer visitantes extranjeros.

La reconstrucción de la Ciudadela Omeya de Amán, que ayer visitaron los Reyes, ha sido el principal objetivo de todos ellos. Una inversión de 1,2 millones de euros ha permitido recuperar los perímetros, parte de los muros e incluso la cúpula de la gran mezquita de este complejo, que data del siglo VIII después de Cristo, construido sobre ruinas bizantinas y romanas, de las que quedan algunas imponentes columnas alzadas sobre la colina que domina el teatro excavado en el valle, con capacidad para más de 30.000 espectadores.