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Reportaje:Personaje

Una mujer entre 30 hombres

La ex jugadora internacional Paloma Loza se convierte en la primera mujer que arbitra en la División de Honor del rugby masculino

Eleonora Giovio

"¡Jo!... Si queréis que esté, estaré...". Es lo primero que pensó Paloma Loza, colegiada de la categoría nacional, cuando el lunes pasado recibió la llamada telefónica de la Federación Española de Rugby para avisarla de que había sido seleccionada para arbitrar un encuentro de la División de Honor masculina, es decir de la máxima competición, la Liga. Es la primera mujer en España en pitar un encuentro de este tipo, en vérselas entre 30 hombres. Lo hizo precisamente ayer, en el Miniestadio de Anoeta (Spyro Bera Bera, 22; USAP Barcelona, 19) y salió indemne.

"Soy una atrevida. Siempre digo que sí y... luego me tomo un par de días para pensármelo", decía sin miedo antes de afrontar la cita; "pero es que esta vez no tuve ni tiempo...", añadía con una sonrisa. "Miedo no tengo. Nervios, sí. Siempre que voy a pitar un partido los tengo. Pero son necesarios para concentrarme, estar activa y meterme enseguida en el partido", explicaba. Y agregaba guiñando un ojo: "Ahora estoy tranquila, pero puede que el día del encuentro piense: '¡Madre mía! ¿Qué he hecho? ¿Dónde me he metido?".

Paloma tiene 40 años, es fisioterapeura y su vida siempre ha estado vinculada al rugby. Empezó a jugar muy joven y ha vestido la camiseta de la selección española hasta 2002. Asegura que haber tenido experiencia sobre el césped le está ayudando mucho. "Yo arbitro como me habría gustado a mí que me arbitraran... Los jugadores notan si has sido jugadora o no por la manera de dirigirlos", afirma. "Todo arbitro, de cualquier deporte, debería haber jugado antes para ponerse en la piel del jugador", sentencia. Para ella, la empatía es algo fundamental.

No tiene rituales ni los tuvo ayer. "No sé si es ritual o manía, pero no soporto que se me bajen las medias y siempre pito con la ropa conjuntada y las botas limpias", dice recordando que también cuando jugaba cuidaba mucho su uniforme.

Empezó a pitar por casualidad. Un día estaba en la Ciudad Universitaria de Madrid y vio que en una cancha había un partido de estudiantes. Les faltaba el colegiado y una amiga le animó: "No tenía ni silbato. Yo iba tan tranquila, a entrenarme". Pero se atrevió: "Me fue bien. Me gustó tanto que decidí seguir".

Hace ya 14 años que empezó a arbitrar en las Ligas territoriales, masculinas y femeninas. Mientras tanto, seguía su carrera como jugadora. Y es que en la Liga territorial la federación permite ser árbitro y jugadora. En la nacional, no: "No es que te lo prohíban. Pero, si te lesionas durante un partido, es un follón".

En 2002 colgó las botas y dio el salto a la categoría nacional, en la que empezó a pitar partidos masculinos, pero de la categoría B, como la Segunda División del fútbol. "No dejé de jugar por arbitrar. Cuando me retiré, el comité de árbitros y la federación me animaron a que diera el salto a la categoría nacional", dice. Así es como se apuntó al curso de árbitros, estudió el reglamento y aprobó el examen. "En realidad, no te enseñan mucho. Te dan simplemente unas pautas para arbitrar", admite; "por eso no se puede presentar cualquiera. Te piden mucha experiencia a nivel territorial".

"Cuando estaba en la categoría B, el director técnico del comité de árbitros me alentó para que diera el salto a la máxima categoría, pero no me atreví", recuerda; "pensaba: 'Estoy bien aquí. ¿Para qué me voy a meter en un lío?".

Ese lío ha llegado. Y, junto a él, otra noticia importante que le comunicaron el jueves por la noche. Paloma ha sido seleccionada también para arbitrar el Campeonato de Europa femenino, que se jugará en Treviso (Italia) a finales de mes. "Para mí, es algo especial. En Treviso debuté con la selección y allí es donde ganamos el primer Campeonato de Europa. Me hace mucha ilusión volver a pisar ese campo", afirma con letgítimo orgullo.

Paloma no cobra un sueldo fijo. Le pagan por cada partido que arbitra. "Suelen ser tres al mes", relata; "es una ayuda. No podría vivir sólo de ello. Pero yo pito porque me gusta, no por el dinero".

Antes del encuentro de San Sebastián, estaba feliz y segura de sí misma: "Espero que vaya todo bien y que no me pase lo que me pasó en el último partido de la División B que pité la semana anterior en Barcelona". Mientras aplicaba la ley de la ventaja, estirando un brazo, puso demasiado ímpetu y acabó metiendo un dedo en un ojo a un jugador que llegaba corriendo: "¡Pobre! Encima, a los 15 minutos, tuve que expulsarle por una falta. Para colmo, su equipo perdió".

Paloma Loza.
Paloma Loza.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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