Mentalidad de hierro

La mentalidad del Tau ha estado bajo sospecha muchas veces esta temporada. Lo visto ayer en el Buesa Arena debería enterrar esas dudas para siempre. En un partido a vida o muerte el equipo vitoriano sobrevivió a un equipazo como el Panathinaikos y a una actuación arbitral demencial.

El Baskonia comenzó el partido mucho más concentrado que el pasado martes en Atenas. Encestando desde dentro, desde fuera y con una buena defensa el Tau se adelantó en el marcador y controlaba el choque con cierta soltura hasta alcanzar los 10 puntos de ventaja mediado el segundo cuarto.

A partir de ese momento las decisiones arbitrales perdieron cualquier síntoma de imparcialidad. Mientras por un lado, se castigaba la delicadeza de las caricias locales, por el otro se perdonaban los mamporros. En cada ataque del Tau al menos un jugador rodaba por el suelo frenado en seco por algún codo griego.

Y por si el diferente criterio de los colegiados fuera poco, la mesa de anotadores se sumó al despropósito y como queriendo demostrar la relatividad del tiempo ponía y quitaba segundos, daba y quitaba posesiones y contribuía a desesperar por momentos a los jugadores del Tau y a cabrear a sus seguidores.

A pesar de todo los hombres de Perasovic supieron aguantar los envites de los árbitros y de los jugadores del Panathinaikos y lograron un triunfo cuyo valor se multiplica por la dureza mental y la entereza que demostraron para igualar la eliminatoria y forzar el tercer partido.

En Atenas el ambiente será terrible, el Panathinaikos rebosa calidad y experiencia y el arbitraje no se presupone favorable, pero si los jugadores baskonistas conservan la entereza que demostraron ayer no deben temerle a nada para clasificarse.