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Andrés Corchero baila en el Lliure "el viaje de la vida y la muerte"

El coreógrafo y bailarín Andrés Corchero estrena hoy en el Teatre Lliure de Barcelona Despacito, un solo de danza con el que coreógrafo asegura que trata de acercarse a "todos aquellos seres que viven en nuestro interior". El espectáculo, que estará en cartel hasta el domingo, está íntimamente ligado a Camí de silenci, una obra del mismo coreógrafo que según él se centraba en "el momento más triste y doloroso de mi vida hasta entonces", la muerte de su padre. Años después, con el nacimiento de su primera hija, Corchero notó "cómo la vida venía y cómo mi padre se acercaba", lo que le provocó volver a sentir ese silencio "calmado sosegado y tranquilo" que fue lo que le llevó a proyectar este nuevo espectáculo.

Para Andrés Corchero, Premio Nacional de Danza de la Generalitat de Cataluña en 2003, Despacito recorre "el viaje de la vida y de la muerte sin intentar explicar ninguna historia". Con todo, el bailarín confiesa que lo que pretende con esta obra es invitar al espectador a "viajar conmigo y a emocionarse con los seres que van surgiendo". Para lograr su objetivo, el coreógrafo recurre a una máscara con la que, como él mismo asegura, da vida a "distintos personajes vivos y muertos que me poseen o intentan poseerme para hacerme bailar".

Música y poesía

La coreografía cuenta con música de Puccini, Caruso o del jazzista Jimmy Scout, a los que hay que añadir un fado y unos "sonidos naturales" que según el bailarín convierten la obra "en un viaje". Pero Corchero no sólo se apoya en la música. Para articular su espectáculo, el coreógrafo, cofundador -con Rosa Muñoz- de la compañía Raravís, también escoge un texto del poeta leonés Antonio Gamoneda en el que el escritor explica "qué es para él la poesía" y la relación de esta "con la vida y la muerte".

En cuanto a la escenografía, ésta se reduce a unos plafones ocupados por fotografías antiguas -entre ellas retratos de su familia y sus antepasados-, un árbol partido por la mitad y una piedra. Según Corchero se trata de "un lugar en el que se puede vivir y morir".

En Despacito, Corchero recurre de nuevo a la danza japonesa butoh, un estilo que aprendió en Tokio de los maestros Min Tanaka y Kazuoh Ohno. El butoh es un tipo de danza cuya esencia es, como define el mismo Corchero, "el cuerpo y unos movimientos sutiles cargados de sensaciones que nos trasportan por diferentes emociones".

La obra, que se estrenó el pasado 31 de marzo en el Teatre L'Estruch de Sabadell, estará en cartel hasta el domingo y luego viajará a Madrid para posteriormente, y de forma reducida, recalar en las calles y plazas de Barcelona dentro del festival Dies de danza. La obra acabará su recorrido en el Tensdansa de Terrassa.

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