Los vecinos opuestos a los parquímetros dejan plantado a Gallardón poco antes de una reunión
El alcalde iba a proponerles aumentar las plazas para residentes en algunos barrios periféricos
Después de varias semanas reclamando una entrevista con el alcalde, las asociaciones convocantes de las protestas vecinales contra los parquímetros en Fuencarral, Carabanchel y Hortaleza lograron que Alberto Ruiz-Gallardón les abriera su despacho ayer a las seis de la tarde. Pero pocas horas antes del encuentro comunicaron al Ayuntamiento que no acudirían a la cita. "El alcalde no quiere negociar la retirada del SER [servicio de estacionamiento regula-do]. Así que no tenemos nada más de que hablar", explicó Carmen Espinar, de la asociación La Flor. Ruiz-Gallardón iba a proponer a los vecinos reducir el número de plazas azules (para visitantes) o incluso suprimirlas y hacer todas para residentes.
El gobierno municipal no había dado publicidad a la reunión de ayer con los vecinos a petición expresa de Francisco Caño, presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM). El propio Caño explicó a EL PAÍS, una vez desconvocada la cita, que él, hasta ese momento, estaba esperanzado. "Hablé con el alcalde hace días y le dije que algo había que hacer con este asunto. Él me pidió que organizara una reunión con las asociaciones para ayer por la tarde en su despacho, y me adelantó que iba a hacerles una propuesta", afirmó.
A la reunión estaban convocadas las asociaciones La Flor (Fuencarral-El Pardo), Carabanchel Alto, Casco Antiguo de Carabanchel Bajo y La Unión de Hortaleza. Pero, a media mañana, las dos primeras comunicaron a Caño que no pensaban acudir al Ayuntamiento, y éste avisó al alcalde. "No entiendo qué es lo que pasa. Simplemente me han pedido que anule la reunión y convoque otra en la sede de la federación para hablar", explicó Caño sin ocultar su desconcierto.
Los motivos de La Flor y la asociación de Carabanchel Alto eran dos: primero, que a la cita sólo estaban llamadas las cuatro asociaciones integradas en la FRAVM, y quedaban fuera otros seis colectivos vecinales no federados pero que "han participado en las movilizaciones y no pueden ser excluidos", según Juan Fernández, de la asociación de Carabanchel Alto. En segundo lugar, que, después del pleno municipal celebrado el pasado martes, los vecinos han entendido que Ruiz-Gallardón no está dispuesto a retirar el SER.
"Ya hemos tenido varias reuniones con los responsables del departamento de Movilidad, incluido el concejal Pedro Calvo. Ellos nos han propuesto mejoras o modificaciones en la aplicación del SER. Pero nuestra principal reivindicación, la retirada de los parquímetros, siempre la rechazan con el mismo argumento: 'Eso es una decisión política'. Por eso habíamos pedido la reunión con el alcalde: para exigirle la retirada del SER. Si no está dispuesto a negociar eso, no tenemos nada más de que hablar", resumió Carmen Espinar.
"Pretenden dividirnos"
Juan Fernández agregó: "El Ayuntamiento pretende crear división entre los vecinos, invitando a unas asociaciones y a otras no. Pero nosotros hemos acordado ir juntos a todas partes. Además, no vamos a negociar rebajas en el SER. Queremos su retirada, nada más. Que el alcalde escuche nuestras razones".
Responsables del gobierno municipal se mostraron perplejos. "Difícilmente puede el alcalde escucharles si se niegan a ir a la reunión. Esto sólo se entiende si lo que pretenden estas asociaciones es prolongar indefinidamente el conflicto", afirmaron. El presidente de la FRAVM agregó, antes de la reunión en la sede de la federación: "Si de verdad estas asociaciones exigen la retirada del SER como requisito indispensable para hablar con el alcalde, yo les voy a decir que no cuenten conmigo. No voy a hacer el ridículo de esa forma".
La reunión de la FRAVM terminó pasadas las nueve de la noche con el acuerdo de que cualquier reunión con el alcalde tendrá como punto "innegociable" la retirada del SER, según el portavoz de Carabanchel Alto y confirmó Vicente Pérez Quintana, miembro de la dirección. Caño se ausentó a mitad de la reunión por tener otro compromiso.
La propuesta que Gallardón iba a hacer a los vecinos consistía en que, en ciertos barrios periféricos, fueran ellos los que decidieran cuántas plazas azules (aparcamiento para visitantes) se pintaban (ahora son el 25% del total) y en qué calles. Incluso estaba dispuesto a eliminar la zona azul y poner todas las plazas de color verde (para residentes), según fuentes municipales.
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